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Balón intragástrico y Seguridad Social


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Publicado en Obesidad

Antes de entrar en detalles acerca de la relación existente entre balón intragástrico y Seguridad Social, podríamos comenzar este artículo enumerando determinados vocablos que habitualmente se relacionan a la cirugía plástica:

  • Fama.
  • Capricho.
  • Moda.
  • Frivolidad.

Constantemente puede comprobarse en los medios de comunicación la cantidad de cirugías de este tipo que se practican en la actualidad. Es lógico creer que buena parte de las veces sus pacientes son personas a la cuales no les falta dinero ni tiempo. Y es que la imágenes anterior y posterior de ciertas celebridades invitan a pensar de esta manera.

Sin embargo, es esta una concepción errónea. El inicial aspecto para demostrarlo sería diferenciar entre:

  • Cirugía plástica reparadora.
  • Cirugía plástica estética.

El objetivo primordial de la primera de ellas no es sino reconstruir o realzar la apariencia física y los daños provocados por accidentes o enfermedades, sobre todo en la cara o en las manos.

De otro lado, la cirugía estética -más conocida- se enfoca en aquellos pacientes saludables que pretenden mejorar su aspecto y ralentizar los efectos del paso del tiempo.

Pero la línea de separación entre las dos no está ni mucho menos definida. De hecho, los resultados que la cirugía plástica reparadora obtiene pueden considerarse claramente estéticos. Es el típico caso de la reducción de senos en ciertas féminas porque les causan daños de columna y espalda. Esta menor dimensión también le conferirá mayor estilización y equilibrio corporal. Tanto en una como en otra, lo que el paciente desea es su propia aceptación física al mirarse al espejo.

Una vez mencionados estos matices, y comenzando a exponer el tema del balón intragástrico y Seguridad Social, pasamos a enumerar qué intervenciones son las que cubre nuestro sistema nacional de salud.

Aquellas que la Seguridad Social costea siempre son las relacionadas con malformaciones congénitas o con severas quemaduras provocadas en algún accidente. También las que afectan a las manos, ya que son una parte esencial de nuestro cuerpo para desempeñar actividades profesionales.

De este modo, y a pesar de que cada situación concreta tendrá sus características específicas, podríamos considerar las siguientes cirugías:

  • Nariz: su finalidad es reparar posibles dificultades de respiración y deformaciones congénitas.
  • Párpados: solventa anomalías referentes a la visión como consecuencia de la caída de párpados superiores o para corregir posiciones inadecuadas de los inferiores.
  • Abdomen: el objetivo principal es extraer la grasa sobrante que nos está provocando dificultades para movernos.
  • Pecho: además de la reducción citada anteriormente, también puede reconstruirse tras padecer un cáncer.
  • Rostro: soluciona problemas de parálisis facial o malformaciones traumáticas.
  • Orejas: se reparan defectos de nacimiento o se restauran con motivo de algún daño, golpe o afección.

Para finalizar, y haciendo referencia al tema que nos atañe en este artículo, una cuestión que suele protagonizar buena parte de las consultas es el de la obesidad mórbida. Esta grave enfermedad es cada vez más recurrente en España. Debido a ello, se plantea proceder a una reducción de estómago a través de la colocación de un balón intragástrico. El sistema nacional de salud en nuestro país cubre esta operación desde los 150 kilos. No obstante, como ya hemos comentado, cada caso es específico y este límite no es exacto en todos ellos. Habrá que analizar su historia médica antes de tomar una decisión.

Balón intragástrico y Seguridad Social

Respecto al balón intragástrico y Seguridad Social, esta intervención no suele ser cubierta por costumbre. Es más, prácticamente el 100% de las colocaciones se hacen por la vía privada. Esto se debe a diversas razones de peso.

En primer lugar, una de estas razones viene definida por el hecho de que el balón intragástrico no provoca que el paciente que lo lleva baje de peso por sí mismo. Es decir, lo que realmente causa esta reducción de kilos es dejar de comer. No se trata de una solución propiamente dicha.

Por su parte, el sistema sanitario público sí que abarca otra clase de procedimientos destinados a la pérdida de peso. Por ejemplo, las consultas al endocrino. Pero no cubre la colocación de un balón intragástrico como tampoco costea un gimnasio o un cocinero que enseñe a cocinar de manera más saludable.

Con motivo de todo lo anterior, la inmensa mayoría de cirugías de implantación del balón intragástrico se efectúan en clínicas de tipo privado. No obstante, existe una situación específica en la que la Seguridad Social sí financia esta intervención. Es el caso de aquellos pacientes que precisan reducir su peso corporal para posteriormente poder someterse a cierta clase de cirugía. Un ejemplo de ello sería un trasplante de riñón.

Para todas las demás situaciones, la colocación no está cubierta por nuestro sistema de salud. De este modo, habría que asistir a una clínica privada para poder someterse a ella.

Como habrá podido comprobar, el tema del balón intragástrico en la Seguridad Social es bastante frecuente para no pocas personas que residen en nuestro país.

Clases de balón intragástrico

Independientemente del asunto del balón intragástrico y Seguridad Social, todos estos procedimientos tienen el mismo objetivo: hacer que el paciente baje de peso sin mayor esfuerzo. Este debe informarse bien de las opciones que hay en el mercado.

Para las mujeres es una pesadilla lidiar día a día con su peso. Pero este no solo es un problema exclusivo del sector femenino. También los hombres han entrado en esa fiebre de buscar cualquier método que les ayude a bajar de peso.

Las sociedades tienen doble cara. Por un lado son esos grupos consumistas de comida rápida. El otro grupo es aquel que está preocupado con los kilos que gana y que busca métodos “infalibles” para bajar de peso. Buscan en páginas de internet dietas a seguir y cuáles son las nuevas “tendencias” en la medicina para bajar esas tallas de más.

Cuando la obesidad es muy severa, hay tratamientos más invasivos como la cirugía bariátrica o el bypass gástrico, que se han convertido en los últimos años en opciones valederas para tratar la obesidad mórbida, esa que poco a poco se va adueñando de la vida de quien la padece.

Ahora bien, también hay otros tratamientos a los que puede recurrir el paciente que no requieren de cirugía, con resultados inmediatos y cuidados mínimos. Lo mejor es que es un proceso ambulatorio. Se trata del balón intragástrico.

Se trata de una bola de silicona que es introducida en el estómago y que luego es rellenada con un líquido especial. Tiene como objetivo provocar saciedad al paciente, logrando que ingiera menos comida y baje notablemente de peso.

Los resultados son muy visibles en los primeros meses, pero el tratamiento solo dura seis. En este período, un grupo de especialistas trabaja con el paciente para enseñarle a comer de manera saludable -vigilando que el balón esté en buenas condiciones dentro del estómago- y que este adquiera una nueva conducta en cuanto a su relación yo-comida.

En los últimos años se han conocido otros tipos de balones, aparte del intragástrico. A continuación los detallamos:

Balón ingerible

No utiliza cirugía, más bien el paciente lo que hace es tomarlo como una pastilla con agua. Al llegar al estómago se infla hasta alcanzar un tamaño de 250 centímetros cúbicos. Su objetivo es hacer que el paciente coma menos. Cabe resaltar que, si bien no se necesita introducirlos por medio de una endoscopia, el médico sí debe vigilar su consumo. Estos permanecen en el estómago por un período de tres meses y son retirados con sedación. De acuerdo a los especialistas, tras el primer día de la ingesta, el paciente solo debe consumir líquidos. Luego alimentos blandos hasta cambiar la textura a más sólidos. Todo bajo supervisión del médico, que añadirá como recomendación fundamental una dieta equilibrada para que el balón ingerible tenga mayor éxito en el paciente.

Balón doble

Ayuda a combatir la obesidad de una manera temporal. Es introducido en la cavidad gástrica por medio de una endoscopia. Este método se recomienda para aquellos pacientes que se van a someter a una cirugía bariátrica y que no han podido bajar de peso. También para aquellos con obesidad mórbida cuando las dietas, ejercicios y tratamientos farmacológicos no han dados los efectos esperados. O para aquellos pacientes que comen de forma compulsiva. El balón doble ocupa más espacio dentro del estómago, provocando menos hambre y mayor saciedad. Además, como en el caso anterior, tras su colocación, el paciente puede presentar vómitos y náuseas entre 24 y 72 horas después, puesto que el estómago trata de acostumbrarse a un cuerpo extraño.

Cuidados postoperatorios del balón intragástrico

Tras el procedimiento -ambulatorio- el paciente puede irse a casa, pero debe seguir algunas recomendaciones.

Cuando el paciente ha sido elegido como candidato a realizarse el balón intragástrico en la Seguridad Social o por el sistema privado, su vida puede dar un giro de 180 grados en relación a sus hábitos alimenticios. Es un paso enorme y seguro hacia una nueva vida, una más saludable.

El procedimiento para introducir el balón intragástrico es sencillo. No tarda más de media hora -salvo alguna complicación- y el paciente solo debe esperar unas horas mientras pasa la sedación y que el médico controle y verifique que todo marcha bien.

Luego, el paciente puede irse a casa y prácticamente reanudar sus actividades diarias como de costumbre. Sin embargo, cada semana deberá acudir a consulta médica para evaluar cómo marcha su caso y si el balón intragástrico está dando los resultados que se esperan.

A medida que va pasando el tiempo, los controles se reducen a una vez al mes. Pero el paciente no solo verá al médico que introdujo el balón, sino también al nutricionista y al psicólogo. Es importante que el paciente asista a las citas, pues a veces se pueden presentar complicaciones.

Como el balón intragástrico es un cuerpo extraño dentro del estómago, este tratará de expulsarlo, lo que podría provocar en el paciente:

  • Náuseas.
  • Dolores de estómago.
  • Vómitos.

Estos síntomas, si se les puede llamar de esa forma, desaparecen con el tiempo sin necesidad de tomar alguna medicina, pero puede darse el caso de que el paciente no los tolere. En esas situaciones el médico deberá prescribir fármacos para tratarlos.

En algunos casos, el especialista puede inyectarle al paciente heparina, que ayuda a que no se formen coágulos de sangre en quienes tienen alguna enfermedad. También en aquellos que se han sometido a un procedimiento médico -como el balón intragástrico-.

Cuidados con la alimentación

En este punto cabe recalcar que, antes de colocarse el balón intragástrico, el paciente debe tener una dieta líquida. El objetivo es que el día del procedimiento el estómago esté lo más limpio que se pueda.

Tras la colocación del balón, se irá aumentando la cantidad de la comida hasta llegar al punto de que esta sea saludable y equilibrada. Pero no de golpe, sino que este seguirá un proceso paulatino para ir acomodando el estómago a nuevo hábitos.

Para el quinto día después del procedimiento, se podrá ingerir alimentos blancos como:

  • Puré de patatas.
  • Sopa con verduras sin grasa.
  • Fruta rallada.

Para cuando llega la segunda semana, se pueden comer verduras en porciones pequeñas como:

  • Brócoli.
  • Zanahorias.
  • Otras que sean de fácil digestión.

A medida que van avanzando las semanas, se aumenta la ingesta con proteínas -carnes blancas y rojas, pero magras- y huevos. Eso sí, todo en cantidades pequeñas. Es decir, un plato de comida que sea equilibrado y que cumpla con todos los requerimientos calóricos del paciente. Una vez aprenda a comer, le será más fácil escoger qué desea y cómo medir las calorías que consume.

Cuando se tiene un balón intragástrico por la Seguridad Social o por vía privada, los especialistas recomiendan reducir en la mayor medida posible las grasas:

  • Carnes.
  • Frituras.
  • Comida basura.
  • Algunos lácteos.
  • Salsas.

También se aconseja dejar de lado los condimentos picantes. El consumo de café debe reducirse, sobre todo por los efectos que estos alimentos pueden causar en el paciente -inflamación de colon, gases, etc.-.

Básicamente, lo que debe incluir en su menú son los tiempos de comida como tal -desayuno, almuerzo y cena-, así como pequeñas comidas o refrigerios a media mañana y media tarde. Esto hará que su metabolismo se mantenga activo. Además, no le hará pasar hambre.

Incluya en su dieta:

  • Frutas: manzanas, piña, fresas, uvas, arándanos, cerezas, moras, naranja, mandarinas, frambuesas, plátanos, sandía, melón, etc.
  • Verduras y legumbres: tomates, zanahorias, judías, lentejas, garbanzos, champiñones, alcachofas, brócoli o col.
  • Prefiera el pollo y el pescado a las carnes rojas.
  • Tome leche desnatada, yogures y huevos.
  • Opte por el pan y el arroz integral.
  • Consuma abundante agua.

No adopte en su menú:

  • Harinas refinadas -galletas, postres-.
  • Bebidas gaseosas.
  • Frituras.
  • Comida basura.
  • Alimentos procesados -salami, jamón, salchichas, etc.-.
  • Evite los dulces como el chocolate.
  • Los helados, por su alto índice calórico.

Como usted será evaluado de manera controlada por los especialistas, estos irán viendo la evolución que va teniendo su caso en cuanto a la ingesta de comida. Los datos que aquí proporcionamos son una estimación de lo que el nutricionista le podría recomendar, pero al final será él quien le indique qué debe comer y qué no.

Otra de las recomendaciones que debe seguir después de la colocación del balón intragástrico por la Seguridad Social o por una clínica de pago es que debe aprender a masticar, a comer despacio. Usualmente, la premura obliga a comer en un santiamén. Sin embargo, esto lo que produce es más hambre. Aprender a comer despacio es todo un arte que pocas personas tienen.

Mientras se acostumbra poco a poco al balón intragástrico, los especialistas que vigilan su proceso podrían recetarle algunos suplementos vitamínicos para suplir ciertas necesidades. Como se están cambiando hábitos, podría haber deficiencia de, por ejemplo:

  • Vitamina D.
  • Vitamina C.
  • Calcio.
  • Hierro.

Recomendaciones posteriores a la colocación

Una de las primeras indicaciones que da el médico al paciente con balón intragástrico es que debe cambiar sus hábitos de alimentación y hacer una rutina de ejercicio diaria. No obstante, deberá empezar con actividades de bajo impacto hasta que el organismo se acostumbra a la bola.

El paciente puede negarse a hacer ejercicio porque ve que no es necesario, pues con la dieta y el balón dentro observa cambios significativos a nivel físico. Es ahí donde el especialista debe tratar de convencerle de lo contrario, animándolo para que vaya al gimnasio o salga a caminar al parque.

Cuando ha logrado el propósito de que el paciente haga actividad física, este debe seguir un par de recomendaciones que detallamos a continuación:

  • Los primeros 10 días deberá caminar durante una hora diaria. Comenzará con baja intensidad y luego, poco a poco, la va subiendo notando como aumenta el ritmo cardíaco. Eso significa que el metabolismo está echando a andar.
  • A partir del día número 11 podrá realizar ejercicios de alto impacto como correr, tonificación de la musculatura y aeróbicos.
  • Puede elegir entre natación, bicicleta, ejercicios en la elíptica o pesas.
  • También se recomiendan aquellos ejercicios en los que el paciente busque relajación: yoga, tai chi, pilates, etc.

En síntesis, tras la colocación del balón intragástrico en la Seguridad Social o a través de una clínica privada, el paciente podrá hacer ejercicio pero de modo progresivo -al menos en los primeros días-.

Una vez que se haya retirado el balón, el reto se vuelve mayor. El paciente debe, ante todo, conservar el ritmo. Lo más recomendable es que para que mantenga el peso haga ejercicio de alto impacto al menos tres veces a la semana durante un espacio de una hora a hora y media.

También puede optar por:

  • Andar cuando va a comprar al supermercado.
  • Usar las escaleras en lugar del ascensor.
  • Sobre todo, seguir una dieta equilibrada.

La ingesta de alcohol y tabaco

Una de las “preocupaciones” más frecuentes de los pacientes que son bebedores y que optan por el balón intragástrico es si podrán seguir bebiendo como lo hacían antes.

Ante la interrogante, el médico le diría que no. El alcohol puede corroer el balón, provocar que este se rompa y que el líquido dentro de él se esparza por el estómago pudiendo generar mayores complicaciones de salud.

También surge la duda sobre el consumo de tabaco. Aunque no es lo recomendable, máxime por salud, los médicos podrían indicarle que puede volver a fumar después del primer mes tras la introducción del balón.

¿Realmente vale la pena?

Algunas personas se preguntan si vale la pena o no la colocación del balón intragástrico. Prácticamente este no tiene efectos secundarios, salvo que el paciente se someta a un control por especialistas para evaluar cómo marcha su caso.

Si bien este proceso hace que la persona baje considerablemente de peso durante el período que tiene la bola dentro del estómago, ¿qué pasa después de que esta sea extraída?.

Durante estos seis meses se le ha enseñado al paciente a comer, a compensar su plato, a que sepa qué debe comer y qué no. Todos esos aspectos unidos hacen suponer que, al término del proceso, este ya ha recibido una educación al respecto, por lo que el tratamiento se puede considerar un éxito.

Otra de las claves es que, a la par de la dieta, el paciente lleve también un plan de ejercicios con el objetivo de que este se convierta en un hábito diario.

  • Caminar.
  • Ejercicios aeróbicos.
  • Andar en bicicleta.
  • Spinning.
  • Correr.

Todas estas actividades ayudan mucho a mantener el organismo sano, activar el metabolismo y mantener el peso, que es lo que se busca con el balón intragástrico y la Seguridad Social o el sistema privado. Cualquier otro resultado negativo no está dentro de las metas de los especialistas, de ahí que siempre siguen de cerca la evolución del paciente.

La mayoría de pacientes han demostrado con hechos que el balón intragástrico ha funcionado con éxito. La clave para ellos es mantenerse en el rango de peso que se ha establecido.

Ventajas e inconvenientes del balón intragástrico

Se hablan maravillas de este procedimiento, pero hay cosas negativas que el paciente debe saber antes de someterse a él.

Son miles de personas en el mundo con obesidad y sobrepeso. Se dice que la mayoría de ellos vivirá pocos años debido al cúmulo de enfermedades que esto acarrea. En este sentido, las patologías cardiovasculares son de las más mortales.Por ello, el paciente y la misma medicina siempre están en la búsqueda de nuevas alternativas para reducir el peso o al menos para contrarrestarlo.

Una de las primeras opciones para bajar de peso fue la cirugía bariátrica, pero surgió un pequeño problema. Los pacientes demasiado obesos no podían someterse a ella porque eso significaba un riesgo para su salud.

En ese contexto nació el balón intragástrico, un método que no necesitaba de cirugía sino solo sedación. Con él, el paciente pierde el peso necesario antes de someterse a una operación.

Por ahora hay médicos que ven en el balón intragástrico un trampolín hacia una cirugía. Uno de los aspectos a tener en cuenta en los candidatos a este procedimiento es que estos vayan a someterse a una operación porque necesiten perder unos kilos.

Los inicios del balón se remontan a mediados de la década de los 70 y durante los 80. Tuvo muchas formas y sus materiales fueron diferentes hasta llegar a lo que se conoce hoy. Es una bola de silicona que se rellena con un suero fisiológico que no daña el estómago. No perjudica a los intestinos y cumple a la perfección su objetivo: que el paciente baje de peso.

Sin embargo, no todo puede ser tan positivo. Es importante que el paciente conozca los pros y contras de este método que en los últimos años ha dado mucho de qué hablar en el mundo de la medicina.

Ventajas

Nadie ha negado hasta hoy que el balón intragástrico ha resultado un método efectivo para bajar de peso. No se necesita anestesia, el médico solo seda al paciente e introduce la bola desinflada por la boca -pasando por el esófago- hasta llegar al estómago.

En ese punto, con un aparato, el médico procede a inflarlo hasta llegar a un tamaño adecuado. El material del que está hecho no afecta a ningún órgano.

Después de los primeros días, el paciente comienza a ver cambios. Se satisface con menos comida, las porciones son más pequeñas y solo tiene el hambre “necesaria”. Esos pequeños detalles hacen que poco a poco baje de peso. El cambio es notorio y el paciente se siente motivado.

La ropa que antes no le quedaba bien ahora sí la puede usar. Antes no podía amarrarse los cordones de los zapatos porque le costaba agacharse. Ahora eso ya no es un problema. La vida va cambiando y el paciente también. Sus hábitos comienza a ser más saludables con la ayuda de un nutricionista que vela porque se cumpla el plan.

Por otro lado está el paciente que necesita una cirugía de corazón pero el sobrepeso no le permitía realizársela. El balón intragástrico y la Seguridad Social o una clínica privada han obrado el milagro.

Hasta aquí nadie puede negar que nos encontramos ante un método eficaz para la pérdida de peso.

Inconvenientes

Es preciso que, así como se conocen ampliamente sus beneficios, también se conozcan sus desventajas para que el paciente sea conocedor de a qué se somete:

  • En algunos casos hay pacientes que presentan dolor, náuseas y vómitos. Estos signos se pueden controlar con medicinas que el doctor prescriba.
  • Hay estudios que indican que hasta el 40% de los pacientes no pierden peso con la colocación del balón. Esto es debido a que el médico debe sacarlo antes de tiempo por alguna complicación. Por ejemplo, intolerancia al material del que está hecho. También, aunque muy raras veces, el paciente no acepta el cuerpo extraño por cuestiones psicológicas. En ese sentido, los especialistas evaluarán bien a los candidatos para que esto no ocurra.
  • A veces se dan problemas gastrointestinales como úlceras gástricas o erosiones en el estómago.
  • Investigaciones han demostrado que hasta el 41% de los pacientes recupera el peso después de seis meses de haberse retirado el balón. Esta situación se puede definir como un fracaso, puesto que el paciente no siguió las indicaciones de los especialistas en cuanto a los hábitos alimenticios.

Complicaciones más graves

Se debe tener cuidado con ellas, por lo que se recomienda al paciente acudir a una clínica con médicos de amplia experiencia.

Sin embargo, estas complicaciones pueden surgir de todos modos:

  • Por más cuidadoso que sea el médico al introducir el balón, podría dañar el tracto digestivo, lo cual trae severas consecuencias.
  • Existe el riesgo de contraer alguna infección. Si esto sucede, acuda a la clínica para que le indiquen qué debe hacer.
  • La complicación más severa que puede surgir con el balón intragástrico es que este se rompa o se desinfle porque la bola de silicona haya sido de mala calidad. Esto puede provocar una obstrucción en el intestino delgado o duodeno, lo cual puede ser mortal.

¿Estas desventajas desvirtúan el método?

Si se pone en una balanza lo bueno y lo malo de este método, esta se inclina más hacia lo positivo. El balón intragástrico da buenos y efectivos resultados a corto y medio plazo. Pero, cuando se habla de un período más largo, todo queda en manos del paciente.

Hay personas que pueden seguir perfectamente dietas y tienen la enorme capacidad de mantenerse. Muy pocos logran bajar de peso y no volver a aumentar, como suele suceder con el efecto rebote.

Por eso es tan importante que el equipo médico involucrado en este proceso evalúe detalladamente a los candidatos al balón intragástrico.

¿Se pueden evitar?

Sí, se puede. Todo está en manos del paciente, que debe seguir yendo a los controles médicos mientras tenga el balón en el estómago y una vez se le haya extraído. La clave está en la persistencia, en la disciplina y en la constancia.

Básicamente las preguntas de rigor giran en torno a:

  • Hacer ejercicio.
  • Reducir las cantidades de carbohidratos.
  • Llevar una dieta equilibrada.

En definitiva, la relación entre balón intragástrico y Seguridad Social no es lo estrecha que desearía para sus intereses económicos. No obstante, los efectos de este procedimiento pueden convertirse en una constante en su vida y no por corto tiempo.


Aviso: esta página contiene artículos de contenido médico y sanitario pero en ningún momento debe tomarse como guía exclusiva para un problema de salud. Para cualquier duda sobre un problema de salud debe acudir al especialista. BonoMédico no es un consultorio médico.

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