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Riesgos del balón gástrico


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Publicado en Obesidad, Reducción de estómago

El balón gástrico es una de las técnicas más empleadas en la actualidad para perder peso. El balón intragástrico -como también se conoce este tratamiento- está pensado para ayudar a aquellas personas que tienen un problema de obesidad, es decir, un sobrepeso excesivo al que no pueden hacer frente siguiendo dietas o haciendo ejercicio físico de manera rutinaria. Aunque se trata de un procedimiento no quirúrgico bastante sencillo y sin muchas complicaciones, además del precio de la técnica del balón intragástrico, sí que hay algunos riesgos del balón gástrico que el paciente debe conocer antes de someterse a este procedimiento.

De estos posibles riesgos del balón intragástrico se hablará más adelante a lo largo de este artículo, pero antes, resulta interesante explicar más en profundidad en qué consiste este tratamiento y cómo funciona. En términos generales, se puede decir que la colocación del balón gástrico en el estómago del paciente no requiere llevar a cabo ningún tipo de cirugía, a diferencia de otras técnicas de reducción de estómago cuyo objetivo también es ayudar al paciente a perder los kilos que le sobran y a mantener su peso normal.

La evolución de la reducción de estómago en las últimas décadas ha sido muy buena. Dentro de los procedimientos existentes en la actualidad, el balón gástrico es un tratamiento de tipo restrictivo, pues su finalidad es ocupar espacio en el estómago para que el paciente tenga la sensación de que está lleno y disminuya su apetito.

Colocación del balón intragástrico en el estómago

Así, el balón gástrico es una esfera de silicona suave y expansible que se introduce en el estómago a través del estómago del paciente, al que el médico puede administrar algún tipo de sedación. Antes de proceder a la colocación del balón el médico hará un examen endoscópico para comprobar el buen estado del esófago y del estómago, a fin de asegurarse que el organismo recibirá adecuadamente la esfera ‘extraña’ que se va a depositar en él. Además, el paciente también tendrá que poner de su parte para hacer una rigurosa preparación antes de colocar el balón intragástrico en su estómago.

Una vez que se tiene el balón en el interior del estómago, se procederá a inflarlo mediante una solución salina estéril -un suero fisiológico- hasta que alcanza el volumen óptimo estipulado por el especialista para que cumpla su objetivo, que no es otro que el de reducir la capacidad del estómago para que el paciente sacie antes su sensación de saciedad en el momento de comer.

El tamaño que deberá darse al balón dependerá de cada paciente, pero normalmente ocupará dos tercios del estómago. Se dice que este deberá ser lo suficientemente grande como para que no pueda pasar por el intestino grueso, y lo suficientemente pequeño para flotar libremente dentro del órgano estomacal.

El balón gástrico ayuda a las personas con obesidad a perder peso sin recurrir a la cirugía

El balón gástrico ayuda a las personas con obesidad a perder peso sin recurrir a la cirugía

Otra de las preguntas más frecuentes que hacen los pacientes antes de someterse a esta intervención es el tiempo que se necesita para llevarla a cabo. En este sentido, puede afirmarse que no es un proceso excesivamente largo, ya que, lo habitual es que la colocación del balón gástrico lleve entre 20 o 30 minutos. Tras esto, el especialista deberá verificar que el dispositivo esté bien colocado y funciona correctamente.

En cualquier caso, el paciente debe saber que aunque colocar el balón dentro del estómago no lleve mucho tiempo, será necesario que permanezca unas horas en la clínica, en observación, antes de poder regresar a su casa.

Postoperatorio del balón gástrico

Una vez que el paciente tenga instalado el balón intragástrico, tendrá que seguir asistiendo a la consulta del médico para pasar las revisiones necesarias que aseguren la buena marcha del tratamiento durante el postoperatorio y recuperación del balón intragástrico. Así habrá que estar entre 6 y 8 meses, tiempo que se estima que debe permanecer el balón en el estómago. Pasados esos meses, el balón será retirado.

Es importante incidir en este punto del tratamiento, pues muchos pacientes piensan que el balón gástrico se coloca en el estómago de forma permanente, cuando no es así. Se trata de un dispositivo que permanecerá en el interior del organismo durante un periodo de tiempo determinado y que después se quitará.

Para extraer el balón se empleará la misma técnica que para introducirlo. Esto es, se hará por medio de una endoscopia y bajo sedación, después de haberse ‘desinflado’ -sacado el suero fisiológico de su interior-.

Teniendo en cuenta esto, hay que insistir en otro aspecto imprescindible de este tratamiento: la importancia de que el paciente cambie su comportamiento alimenticio y sus hábitos de vida. Esto último es algo común al resto de procedimientos contra la obesidad, incluida la cirugía bariátrica para reducir el estómago, en lo que cualquier especialista hará hincapié desde la primera consulta médica y durante todo el proceso.

Así, al igual que se recomienda llevar una alimentación sana después de una operación de reducción de estómago, para poder sacar el máximo provecho a los beneficios de la cirugía bariátrica. En el caso del balón gástrico, también será necesario que el paciente visite a un nutricionista que le indice cómo debe alimentarse y cómo, a través de una dieta saludable supervisada, puede evitar también posibles riesgos del balón gástrico.

Molestias derivadas del balón intragástrico

Si bien el balón intragástrico responde a un tratamiento que facilita la pérdida del exceso de peso de las personas que sufren de obesidad sin necesidad de pasar por quirófano, el procedimiento mediante el que se ejecuta la colocación de éste sí que requiere la penetración del organismo, aunque en este caso no se requieren incisiones ya que se vale de la vía oral para introducir el endoscopio.

Una vez colocado en el lugar adecuado, el especialista procederá a rellenar el balón con suero fisiológico hasta alcanzar niveles óptimos capaces de estimular la sensación de saciedad del paciente. Y es que, por lo general, el espacio que llega a ocupar el balón se corresponde con dos tercios de la capacidad estomacal por lo que, de esta forma, se consigue retrasar la necesidad de comer así como la cantidad de alimentos que puede necesitar el paciente para sentirse lleno. Estamos ante un tratamiento que puede llegar a ofrecer muy buenos resultados ya que de forma real reduce la capacidad del estómago por lo que también disminuye la cantidad de alimentos que el paciente es capaz de ingerir.

Sin embargo, como puede ocurrir en cualquier tratamiento médico, se debe hablar de la existencia de riesgos del balón intragástrico y de reacciones imprevistas, desconocidas y adversas a los fármacos empleados y al tipo de técnica implicada. Aunque, claro está, este tipo de condicionantes siempre pueden variar atendiendo a las características particulares de cada paciente.

Estamos ante un tratamiento que presume de seguridad ya que implica la aparición de muy pocos riesgos, aunque pueden llegar a darse determinadas circunstancias o suma de factores que requieran la rápida extracción del balón intragástrico del organismo. Como se ha mencionado con anterioridad, existen probabilidades, aunque pocas, de que el balón llegue a desinflarse en el interior del estómago y que, además, esto suponga la creación de graves dificultades para la salud.

El paciente debe acudir de forma rápida a consultar a su grupo de especialistas en el caso de que se lleguen a percibir alguno de los siguientes factores:

  • Orina teñida de color azul
  • Dolor de estómago
  • Náuseas y vómitos
  • En el caso de que el balón intragástrico llegase a colocarse en el intestino lo más lógico es que el paciente tenga que pasar por quirófano para proceder a su extracción

Riesgos del balón gástrico

En definitiva, para dar la máxima garantía de que los riesgos de la colocación del balón intragástrico no se producirán o estos serán las mínimas, este tratamiento debe utilizarse en coordinación con un programa encaminado a modificar el comportamiento alimentario del paciente.

No obstante, aunque esto sea así, este procedimiento lleva aparejados algunos problemas -como también tiene riesgos la operación de reducción de estómago– aunque con muy pocas complicaciones graves. Dado el caso de que aparezca algún riesgo de mayor magnitud, el globo será retirado de manera inmediata.

Así, en ocasiones solo aisladas aparecen complicaciones vinculadas directamente con la instalación del balón, como también sucede con ciertos problemas con la banda gástrica. Entre estas se pueden mencionar, por ser las más habituales, las siguientes:

  • Lesiones en el esófago o estómago.
  • Úlceras
  • Vómitos repetitivos que desembocan en un problema de deshidratación.
  • Fugas o roturas del dispositivo.

En general, los riesgos del balón gástrico suelen producirse cuando el paciente no respeta las instrucciones médicas o las indicaciones nutricionales dadas por el especialista, situaciones que provocan un deterioro en el propio material del que está hecho el balón.

Una dieta inadecuada supone muchos riesgos para el colesterol

Es imprescindible seguir una dieta sana y adecuada durante el tratamiento.

De hecho, la posibilidad de que se produzcan desperfectos es otro de los peligros que tiene el balón intragástrico. Estos daños se pueden causar, entre otros motivos, por:

  • Una mala alimentación
  • Falta de control médico
  • Porque el dispositivo esté en el interior del estómago más tiempo del requerido
  • Por el abuso de ciertas sustancias o de determinadas comidas

Estas cuestiones pueden conducir a un desgaste del material sintético con el que está fabricado el globo, de modo que aparezcan pequeñas fisuras en el mismo por las que se salga el líquido que contiene. El paciente notará que el balón gástrico se ha roto porque le dolerá el vientre y su orina se volverá de color azul.

Cabe señalar también que únicamente en algunos casos se da lugar a alguna intolerancia física o psicológica que obliga a retirar el dispositivo del estómago antes del primer mes.

Así, lo más importante es que la persona que se haya sometido a este procedimiento sepa que, al principio, durante los primeros días sí es totalmente normal que sienta náuseas y malestar en el estómago, incluso que sufra vómitos. No debe preocuparse si esto sucede, pues son efectos propios del tratamiento, debidos simplemente a que el organismo detecta un ‘objeto extraño’ en su interior, que le ocasiona un cambio drástico en la capacidad estomacal. Únicamente necesita adaptarse al nuevo dispositivo para que la situación del cuerpo se estabilice.

Para que estos síntomas no se prolonguen en el tiempo y acaben causando problemas que aconsejen retirar el balón gástrico, es muy importante que el paciente siga las indicaciones del médico, adaptándose rápidamente a la nueva forma de comer, y concluyendo con éxito el tratamiento completo.

Si los síntomas antes descritos persisten durante muchos más días, se recomendará continuar sin ingerir alimentos sólidos hasta que desaparezca por completo la sensación de malestar. En el caso de que siga habiendo vómitos o que esto empeore, entonces el paciente deberá acudir al médico, puesto que es probable que sea necesario aportarle hidratación extra por vía intravenosa.

El riesgo del balón gástrico que entraña mayor gravedad sería que el dispositivo, por cualquier causa, obstruya el intestino. Si esto sucede, probablemente el médico tendrá que operar al paciente para extraérselo.

Candidatos de la colocación del balón intragástrico

No todas las personas son buenas candidatas para seguir un tratamiento de adelgazamiento mediante la colocación del balón gástrico. Por lo general, los especialistas recomiendan este procedimiento a aquellos pacientes que están por encima de su peso ideal por lo menos un 40%, o que preentan de 20 a 25 kilos de sobrepeso. Algo similar a lo que se establece para los candidatos a la colocación de la banda gástrica.

Además el sistema Balón Intragástrico puede ser particularmente útil para pacientes considerados demasiado obesos o con riesgos excesivos para intervenciones quirúrgicas agresivas. El uso de este sistema para perder peso antes de una operación puede reducir los riesgos asociados a la misma.

Uno de los beneficios de la reducción de estómago es que tener menos peso ayudará al paciente a moverse con más facilidad en su actividad diaria. Con la reducción de estómago, la persona que lo necesite perderá mucho peso que no volverá a coger si se conciencia que para mantenerlo deberá alimentarse siguiendo las pautas de su nutricionista y realizar los ejercicios que le recomiende su médico.

En cuanto a la edad, el tratamiento está especialmente contraindicado para los menores de 18 años. Sin embargo, hay casos en que los jóvenes de entre 15 y 18 años pueden beneficiarse de él siempre previa valoración de un equipo médico experto.

En resumen, podría decirse que el balón gástrico es un proceso indicado para personas que han fallado en su intento de perder peso mediante otros tratamientos y que reúnan las siguientes características:

El médico estudiará si el paciente ha intentado perder peso con dieta y ejercicio, para valorar si necesita una reducción de estómago

El médico estudiará si el paciente ha intentado perder peso con dieta y ejercicio, para valorar si necesita una reducción de estómago

  • Que tengan un IMC entre 30 y 34,9 y con riesgos para la salud vinculados con la obesidad.
  • Pacientes con un IMC mayor de 35.
  • Personas con un IMC superior a 50 que necesiten una cirugía bariátrica, como preparación para la operación.
  • Personas obesas que son candidatas a una intervención de reducción de estómago pero que corren riesgos si no pierden peso antes.
  • Como tratamiento alternativo para aquellos pacientes con obesidad que han rechazado someterse a una cirugía.
  • Personas con sobrepeso y enfermedades severas asociadas.

Casos en los que se desaconseja el balón

La colocación de un balón intragástrico esta desaconsejado para todas aquellas personas que se encuentren en alguna de estas circunstancias:

  • Embarazo o lactancia.
  • Enfermedades inflamatorias o hemorrágicas del estómago.
  • Cirugía gástrica previa
  • Trastornos psiquiátricos, alcoholismo o drogodependencia.
  • Toma de medicinas anticoagulantes.

No obstante, cuando exista un problema de obesidad severa y la persona que lo padece esté en alguno de estos casos de contraindicación, el especialista podrá indicar algún tratamiento alternativo para perder peso, como por ejemplo, la cirugía para reducir el estómago.

Resultados del balón gástrico

Con la inmensa mayoría de los procedimientos pensados para bajar de peso, el ritmo habitual y adecuado de pérdida de kilos está en torno al kilo por semana. Es decir, en la pérdida de peso con el balón gástrico la estimación debería ser esa misma: eliminar un kilo a la semana. Por lo general, a los seis meses de llevar en el estómago este dispositivo, la persona habrá dicho adiós al 35% de su exceso de peso, aproximadamente, y habrá percibido una notable mejoría de su estado de salud.

En cualquier caso, también como para otros tratamientos contra la obesidad, la pérdida de peso dependerá del grado de obesidad inicial y del comportamiento del paciente, es decir, de lo riguroso que sea el seguimiento de la dieta indicada. Esto quiere decir que, si no se siguen las prescripciones médicas, los resultados del balón no serán los esperados, existiendo la posibilidad de que el paciente pierda muy poco peso o, incluso, que no deje atrás ninguno de sus kilos de más. Del mismo modo, si la nutrición aportada al organismo no es la establecida, también existe el riesgo de bajar de peso de forma perjudicial para la salud.

En comparación con otros tratamientos, como las operaciones de reducción de estómago, el balón intragástrico consigue una pérdida de peso inferior, de una manera más moderada, pero con buenos resultados. Precisamente por eso es una excelente alternativa para quienes por cualquier motivo -ya sea por criterio o consejo médico, o por el estado psicológico de la persona- no está preparada o no desea someterse a una cirugía mayor. 

También es importante explicar que, muchas veces, la colocación del balón gástrico en personas con un estado mórbido de obesidad se hace necesario como paso previo a una cirugía bariátrica. En estas situaciones, el objetivo de los médicos será reducir al máximo los riesgos de la intervención quirúrgica posterior. Así, tras haber descendido el peso entre 12 y 25 kilos, el paciente estará en mejores condiciones para realizarse una operación de reducción de estómago, que le permita controlar su enfermedad. Asimismo, hay ocasiones en la que, en función de cada caso y de las características del paciente, el doctor puede recomendar que se coloque un nuevo balón intragástrico para perder más peso; para esto, habrá que aguardar un mes para la nueva instalación del dispositivo en el estómago.

barriga delgada

El éxito del balón gástrico dependerá en buena parte del comportamiento del paciente.

Cada paciente es un mundo y, dado que como se ha expuestoantes, después de la retirada del balón gástrico las posibilidades son varias, lo ideal es que se visite a un especialista en la materia para que este examine su estado y pueda sugerirle el itinerario adaptado a sus circunstancias personales.

Otra duda recurrente es si se volverá a ganar peso después de que el balón sea retirado. En este punto, la experiencia demuestra que hay más posibilidades de mantener la pérdida de peso una vez el globo gástrico se haya extraído del estómago, siempre que el paciente persista en los hábitos alimentarios y de vida adquiridos durante el uso del dispositivo. En este punto, hay que decir que cualquier médico coincidirá en que los resultados que se obtienen con este tratamiento -y con otros contra la obesidad- nunca son definitivos. El paciente perderá una cierta cantidad de kilos gracias a que se ha reducido la capacidad de su estómago y se ha puesto límite a su apetito, pero una vez que el balón gástrico se extraiga, el estómago recupera su capacidad anterior y la persona corre el peligro de volver a engordar rápidamente si no interioriza y adopta los hábitos alimenticios saludables que los especialistas hayan aconsejado. Por tanto, conviene insistir en la idea de que si el paciente no hace un esfuerzo por comer de forma sana y por cambiar sus rutinas, incorporando la actividad física en su vida diaria, el tratamiento del balón gástrico no habrá servido de nada.

Otros tratamientos contra la obesidad

Existen, además del balón gástrico, otros tratamientos posibles contra la obesidad. Entre ellos, destaca la cirugía de reducción de estómago como uno de los procedimientos más eficaces para perder y controlar el peso. La cirugía bariátrica -como también se le conoce- consiste en reducir la capacidad del estómago de manera permanente a través de una operación, de forma que se consigue modificar la manera en que el estómago y el intestino delgado utilizan la comida que el paciente ingiere. Después de la intervención quirúrgica el estómago resultante es más pequeño, por lo que la persona se sentirá saciada mucho antes y, además, algunos de los alimentos no serán absorbidos por el intestino, con lo cual el cuerpo no acumulará tantas calorías. Por todo ello, la reducción de estómago es uno de los tratamientos más recomendados por los especialistas para casos de obesidad severa y mórbida.

En concreto, hay dos formas de realizar una reducción de estómago: cirugía abierta y mediante una laparoscopia.

  • Con una cirugía abierta el doctor procede a hacer una incisión grande para abrir el abdomen y acceder al estómago, al intestino delgado y a otros órganos. De esta forma, el médico procede poner grapas para dividir el estómago en dos partes; por un lado, una sección superior pequeña y otra inferior más grande. En la de arriba -llamada bolsa- es donde irán a parar los alimentos que se coman. Al tener menor espacio en esa zona, la comida que se podrá almacenar será poca, por lo que el paciente bajará de peso.
  • Con una cirugía por laparoscopia, lo que hace el médico es realizar varias incisiones para introducir una pequeña cámara llamada laparoscopio, junto con los demás instrumentos quirúrgicos necesarios para llevar a cabo la intervención. Así, el cirujano podrá observar el interior del paciente y proceder a la reducción de estómago sin necesidad de ‘abrir’.

Este último método es menos invasivo y menos doloroso para la persona a la que se le realiza. Además, el tiempo de hospitalización será menor y la recuperación más rápida. De la misma manera, las cicatrices tras una intervención con laparoscopia también serán menos y de menor tamaño.

El paciente bajará de peso de forma rápida en los primeros seis meses, para después estabilizarse

El paciente bajará de peso de forma rápida en los primeros seis meses, para después estabilizarse

Resultados de la cirugía bariátrica

En el caso de que todo salga bien, la persona puede perder de 5 a 10 kg al mes durante el primer año después de hacerse la operación. La pérdida de peso disminuirá con el tiempo, pero continuará si el paciente se ciñe a la dieta y a los ejercicios que le mande su médico. Puede llegar a perder la mitad o más del peso que le sobra durante los primeros dos años.
Esta pérdida de peso a la persona operada le hará mejorar si padece enfermedades como:

  • Asma
  • Colesterol alto.
  • Diabetes tipo 2.
  • Hipertensión arterial.
  • Enfermedad por reflujo gastroesofágico.
  • Apnea obstructiva del sueño.

Hay que insistir en que cada uno de los tratamientos para perder peso, ya sean quirúrgicos -como la reducción de estómago- o no quirúrgicos -como el balón gástrico- tiene sus pros y sus contras (por ejemplo, son muchas las ventajas de la banda gástrica, otro procedimiento similar al balón). Por eso, lo que se aconseja es informarse sobre los detalles de las distintas opciones y acudir a un especialista para que, tras hacer un estudio personalizado, establezca cuál es el programa más adecuado para perder el exceso de peso. En cualquier caso, siempre va a depender de las características de cada paciente, entre otras:

  • Su índice de masa corporal (IMC).
  • Sus hábitos alimenticios.
  • Las condiciones de salud relacionados con el peso que pueda tener.
  • Historial clínico con las enfermedades que pudiera tener.
  • Las operaciones que se haya practicado anteriormente.
 
  • Artículo escrito por:
  • Doctor Miguel Fernández Calderón

  • Dr. Miguel Fernández Calderón es Licenciado en Medicina por la Universidad de Castilla La Mancha y número 1 en el examen MIR de su promoción. Se especializó en Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva en el Hospital Universitario La Paz. Se ha formado en cirugía de la mano y de reconstrucción mamaria así como en cirugía estética complementaria (cirugía del envejecimiento facial, contorno corporal y rinoplastia, cirugía de reasignación de género facial, corporal y genital, cirugía íntima…) y cirugía estética mamaria y cirugía del envejecimiento facial.
  • El Dr. Fernández es el miembro número 1.097 de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE).
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