¿En qué consiste una liposucción en todo el cuerpo?
La liposucción en todo el cuerpo consiste en eliminar las grasas no metabolizadas que se acumulan en diferentes partes del cuerpo. La demanda de este tipo de intervenciones tanto por hombres como por mujeres alcanza a 1 de cada 30 personas. En la mayoría de los casos, sus edades oscilan entre los 20 y 40 años. No es una técnica sencilla, aunque lo parece, ya que requiere que el cirujano tenga conocimientos bastante precisos de la morfología y anatomía corporal, además de cierta habilidad artística.
Como se mencionó anteriormente, con esta cirugía de liposucción se eliminan los lípidos o grasas que no han sido metabolizadas y que se depositan o distribuyen en diferentes partes del cuerpo, lo que hace que se produzca una lipodistrofia localizada.
La liposucción en todo el cuerpo siempre ofrece resultados bastante satisfactorios para sus pacientes.
Cuando esas células grasas residuales e insolubles en agua se inflaman provocan la tan detestada celulitis, que en función del sexo del paciente se almacena en unas u otras zonas del cuerpo. De esta forma, lo más común es que en los hombres la grasa se acumule en el abdomen y en la papada. En cambio, en las mujeres aparece en los muslos, las populares cartucheras y en las rodillas.
La grasa es extraía mediante pequeñas incisiones en la piel utilizando una cánula de punta roma con orificios en su extremo y que se conecta a una jeringa con la que se genera el vacío requerido para succionar el tejido adiposo.
Este procedimiento puede realizarse en numerosas partes del cuerpo, desde la cara, hasta las piernas y brazos, ya sea como una intervención aislada o como un complemento de otras cirugías, sobre todo de la abdominoplastia.
¿Cómo se lleva a cabo la liposucción en todo el cuerpo?
La liposucción en todo el cuerpo es una de las intervenciones estéticas en la que el papel del cirujano plástico resulta más importante. Antes de la intervención quirúrgica, se deben preparar los tejidos hidratándolos y mejorando la circulación.
La grasa aspirada mediante la lisposucción puede ser reutilizada en el mismo paciente para contribuir a dar volumen en otras partes del cuerpo que resulten un poco amorfas por falta de tejido graso. Con ella se pueden rellenar las concavidades, los surcos nasogenianos, que son los que están en los laterales de la boca y las arrugas profundas, entre otras opciones.
Estos lipoinjertos, para que sean eficaces, deben realizarse en zonas de poco movimiento. Se ha demostrado que en los labios no son útiles debido a que reabsorben la grasa con mucha rapidez, pero sí son eficaces en la región conocida como geniana.
La microlipoaspiración se lleva a cabo con cánulas muy pequeñas, del tamaño de una aguja y el vacío es generado con una pequeña jeringa. Debido al grado de reabsorción, se debe realizar el tratamiento en varias sesiones.
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