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Una intervención de aumento de pecho en Madrid, como cualquier otra operación de cirugía plástica, suele concebirse como una pieza más del engranaje que supone el cuidado de nuestro cuerpo y nuestra salud. El resto de piezas están conformadas por unos adecuados hábitos de vida respecto a una alimentación sana y a la realización de actividades físicas. Y es que gracias a esta saludable rutina se consigue aumentar el efecto de una operación como la que nos ocupa.
Una mamoplastia de aumento puede ser el complemento ideal a una dieta equilibrada y la práctica de deporte.
No obstante, y centrándonos ya exclusivamente en la cirugía de mamoplastia de aumento, es precisa una fase de recuperación durante la cual resulta muy aconsejable cierto descanso, especialmente en lo referente a la práctica de deporte.
El momento exacto para retomar la actividad física dependerá de:
De este modo, es recomendable respetar los siguientes tiempos de reposo:
Bajo ningún concepto se realizarán movimientos excesivos, rápidos ni constantes con los brazos. Es conveniente guardar determinado descanso, aunque tampoco se requiere permanecer en cama ni inmovilizar los brazos. La única actividad física permitida será la de andar a un ritmo suave.
La paciente sometida a la operación de aumento de senos en Madrid comienza a levantar peso, a conducir y a efectuar movimientos más amplios. En cuanto a la realización de deporte, es posible utilizar la bicicleta estática, hacer ejercicios de piernas y abdominales. Todo ello, claro está, mientras no se contraiga el músculo pectoral.
Empieza a recuperarse la práctica deportiva habitual. Si la cirugía ha supuesto un aumento de mamas sin más (no combinado con una mastopexia), la mujer podría comenzar a correr, montar en bicicleta y trabajar los músculos de su cuerpo a excepción de los brazos. En esta fase es fundamental llevar un sujetador deportivo adecuado para que el busto de la paciente permanezca fijo.
A partir de unos dos meses, las limitaciones deportivas estarán condicionadas por la clase de prótesis colocada. Carecen de estas restricciones las prótesis redondas. En cambio, con los implantes anatómicos es preferible prestar especial atención para impedir que estos se desplacen. No se practicarán deportes como la natación, el tenis o el baloncesto.
Siempre es recomendable guardar reposo tras la intervención para así evitar riesgos y complicaciones innecesarias.
Si la paciente practica deporte de manera profesional, el cirujano plástico habrá de considerar la posibilidad de alojar las prótesis en un plano prepectoral o subfascial, pues así se impediría que se moviesen con la actividad física.
Al hilo de lo anterior, el desarrollo del músculo pectoral constituye una de las diferencias fundamentales entre las mujeres deportistas y las que no lo son. Lo más frecuente es que el implante se ubique según el grosor del tejido subcutáneo en el polo superior del seno. Cuando no se dispone del necesario tejido, el plano ideal sería el subpectoral.
En aquellos casos en los que el deporte al que se dedica la paciente fortalezca especialmente la musculación pectoral, es posible que la colocación subpectoral no resulte la más indicada, pues se sometería al implante a una fuerza excesiva. El cirujano podría recomendar alojar una prótesis anatómica en el plano subfascial y de proyección media.
También es posible que se presenten arrugas en pacientes intervenidas de un aumento de pecho en Madrid y que son muy delgadas. En tales situaciones es común optar por una cirugía subglandular o subfascial. No obstante, la probabilidad de que aparezcan las citadas arrugas continúa siendo la misma. Una solución sería inyectar tejido graso obtenido de otra zona corporal de la paciente para intentar colmar sus expectativas estéticas relacionadas con la intervención.