Tipos de depresión


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Publicado en Enfermedades

La depresión es una enfermedad mental que afecta al estado de ánimo de la persona que la sufre y cuyos síntomas principales son una extrema tristeza, apatía, irritabilidad, insomnio e incluso pensamientos de muerte y suicidio en los casos más extremos. No existe una única clase de depresión, sino que según la intensidad y sus síntomas podemos encontrar muchos tipos de depresión. De cualquier forma, es una patología grave que se debe tratar para que no vaya a más y que puede afectar a cualquier persona de cualquier edad. Pero la depresión es un fenómeno más complejo.

Si nuestro criterio de clasificación se centra en la intensidad de los síntomas que sufre el paciente nos encontramos con: depresión leve, depresión moderada y depresión grave o mayor. La depresión leve o moderada suele tratarse sin mucho problema por un psicólogo o especialista en salud mental con psicoterapia.

¿Cómo sé si tengo depresión?

Pero las depresión grave o mayor necesita además de un tratamiento psicológico, de la utilización de fármacos antidepresivos e incluso de algún ansiolítico, si la depresión va acompañada de ansiedad y problemas de sueño. La depresión grave puede hacer que la persona sufra serios problemas si no es tratada a tiempo y de forma correcta. Entre sus síntomas están:

  • Cansancio.
  • Pensamiento autodestructivo y suicida.
  • Sentimiento de gran culpabilidad.
  • Alteraciones del sueño.
  • Poca autoestima.
  • Incremento o pérdida de peso.
  • Falta de interés por cualquier actividad (incluyendo aquellas que son gratificantes).
  • Disminución de la concentración.
  • Indecisión o tristeza profunda.
Según los síntomas y la intensidad, se puede diferenciar entre varios tipos de depresión.

Según los síntomas y la intensidad, se puede diferenciar entre varios tipos de depresión.

Tipos de depresión

Algunos especialistas consideran que deben darse cinco más de estos síntomas durante dos semanas para que exista un tipo de depresión grave. Entre los síntomas que debe tener el paciente estaría estado de ánimo depresivo, pérdida de interés o falta de capacidad para sentir placer. Además dentro de este tipo de depresión encontramos dos subcategorías:

  • Depresión con episodio único: Es la que se produce por una situación única en la vida y la depresión no vuelve a aparecer.
  • Depresión recidivante: Esta se caracteriza porque los síntomas depresivos se dan dos o más veces en la vida del paciente con un intervalo de dos meses (durante los que no hay síntomas) entre cada episodio.

Depresión grave o distimia

No obstante, los trastornos más comunes son la depresión grave y la distimia. Es un tipo de depresión menos grave que la depresión mayor. Su característica principal es que es de larga duración (dos años o más) y no llega a incapacitar a la persona aunque sí le impide llevar una vida normal y no sentirse bien. Los enfermos de distimia pueden sufrir también episodios de depresión graves durante alguna etapa de su vida.

Existen otras clasificaciones de depresión pues este trastorno tiene características algo diferentes y se pueden desarrollar por circunstancias únicas. Por ello, algunos científicos no se ponen de acuerdo a la hora de clasificar los tipos de depresión que existen y encontramos además estos tipos.

Depresión psicótica

Se trata de una depresión grave que va acompañada de algo de psicosis o ruptura con la realidad, delirios e incluso alucinaciones.

Cuando la depresión va acompañada de alucionaciones o delirios, se trata de una depresión psicótica.

Depresión postparto

Es el trastorno mental que sufre la mujer después del parto y durante el primer mes de vida del bebé y cuyos síntomas son la extrema tristeza y apatía. En torno a un 10 ó 15 por ciento de las mujeres padecen depresión postparto, aunque esta depresión puede durar incluso un año.

El trastorno afectivo estacional

Es un tipo de depresión que surge en los meses en los que hay poca luz, como son los de invierno. Cuando llega el buen tiempo suele desaparecer. Este trastorno puede tratarse con terapia de luz, aunque sólo la mitad de las personas con esta depresión responden a dicha terapia. Por ello, el tratamiento suele pasar por el uso de medicamentos antidepresivos y psicoterapia, ya sea de forma individual o combinada con la terapia de luz. Los síntomas más comunes de la depresión afectivo estacional son: incremento del apetito y peso, tristeza, desesperación, inactividad o movimientos muy lentos, irritabilidad, poca concentración mental, aislamiento social y aumento de sueño.

Hipotimia

Para terminar con esta clasificación mencionaremos otro de los tipos de depresión que pueden encontrarse, aunque algunos médicos no la consideren como tal por su levedad. Se trata de la hipotimia. Con este término se define un estado de ánimo bajo cuya duración e intensidad es breve por lo que no se engloba dentro de las categorías reconocidas como depresivas. En esta patología los cambios del estado de ánimo son muy bruscos y marcados. 

Depresión infantil

Si bien la depresión es una enfermedad más común en adultos que en niños, estos últimos también pueden verse afectados por ella. De hecho, la infantil es un tipo de depresión especialmente preocupante, dado que la falta de madurez de los niños les hace más vulnerables a sus síntomas. Además, el trastorno depresivo puede interferir en el desarrollo personal del pequeño.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 3% de la población infantil sufre este tipo de depresión. Su diagnóstico entraña mayores dificultades, puesto que los menores tienen menos recursos para manejar y expresar sus emociones.

Algunas de las señales que pueden hacer pensar que un niño sufre depresión infantil son:

  • La falta de energía (no juega, rechaza ir al colegio, no desea salir de casa…).
  • Humor depresivo (expresión facial triste, escasa comunicación visual…).
  • Suelen quejarse de molestias físicas imprecisas.
  • Sentimiento de culpa excesivo.
  • Incapacidad para concentrarse (bajo rendimiento escolar).
  • Problemas de conducta (agresividad, cólera, irritabilidad).
  • Ideas o conductas autolesivas (por ejemplo, arañarse).

Al igual que en los adultos, los niños con depresión deben ser tratados por un especialista. El tratamiento tiene que ser individualizado, adaptado al niño y a su desarrollo. Es indispensable que en el proceso se involucren los padres.

Depresión reactiva

Se trata del tipo de depresión que está originada por un suceso externo como, por ejemplo, la muerte de un familiar o persona cercana, una ruptura de pareja, la pérdida de empleo, circunstancias prolongadas de estrés o ansiedad, etc.

Los síntomas más comunes de la depresión reactiva son los típicos (tristeza profunda, apatía, pérdida de interés…). Si se trata con la terapia adecuada, el paciente puede recuperarse en unos seis meses, es decir, se trata de una depresión temporal. Pero si persiste durante mucho tiempo sin ser abordada por un especialista, puede convertirse en una depresión grave.

Depresión neurótica

La depresión neurótica es aquella que se manifiesta como la falta de autoestima a raíz de un conflicto interno, que puede ser real o imaginario. La intensidad de este trastorno es inestable, por lo que puede aumentar o disminuir según los acontecimientos que sucedan a diario.

La persona que la padece no tiene ideas delirantes o imaginarias, sino que atiende a su realidad. Presenta un estado de ánimo bajo y cierta fobia social, que puede variar según los problemas o disgustos que vayan aconteciendo.

Depresión bipolar o maníaca

También conocida como trastorno bipolar es una enfermedad no muy común, que se caracteriza por cambios cíclicos en los estados de ánimo que varían desde un ánimo muy elevado (manía) a un ánimo muy bajo (depresión). Es una enfermedad bastante complicada y seria y nada tiene que ven con un estado de inestabilidad emocional. Su tratamiento es diferente al de la depresión y requiere de estabilizadores de humor (por ejemplo, el litio). Aunque esto deberá determinarlo siempre un médico.

La depresión maníaca o trastorno bipolar, es un tipo de depresión compleja.

La depresión maníaca o trastorno bipolar, es un tipo de depresión compleja.

Cuando la persona pasa por la etapa depresiva sufre: sentimiento de tristeza muy persistentes, baja autoestima, exceso de culpa, desesperanza, deseos de morir, falta de interés por actividades que antes disfrutaba, alteraciones del sueño (insomnio o hipersomnia), problemas para relacionarse con los demás; cambios del apetito y peso; ganas de huir, dolor de cabeza, fatiga, dolor de estómago, falta de concentración, poca energía, irritabilidad o incluso se pueden volver algo agresivos.

En cambio, cuando estos enfermos atraviesan por su etapa maníaca sus síntomas son diferentes a los depresivos y tienen: más autoestima, menos ganas de dormir, mayor distracción e irritabilidad, exceso de actividades placenteras de alto riesgo y destrucción social (abuso de alcohol, drogas o relaciones sexuales promiscuas), incremento de la locuacidad (aumento de la velocidad de habla, cambios de tema o intoleracia a las interrupciones) y sentimientos de euforia o poco sentido común.

Depresión leve

Es uno de los tipos de depresión más difíciles de determinar, pues sus síntomas pueden ser confundidos fácilmente con un bajo estado de ánimo pasajero. Sin embargo, es importante prestar atención a este problema, ya que si persiste mucho tiempo puede desembocar en una depresión crónica.

Cualquier motivo puede provocar una depresión leve (una pérdida, experiencias traumáticas, una situación a la que no somos capaces de adaptarnos, etc.). Los síntomas son los propios de la tristeza: falta de ilusión, ganas de llorar, desánimo, alteraciones del apetito y del sueño, negatividad, cansancio, cambios bruscos de humor…

Depresión laboral

Se trata de una clase de depresión que tiene su origen en el trabajo. Tradicionalmente, es más probable que la sufran aquellas personas que no saben separar los asuntos laborales de los personales, quienes “se llevan el trabajo a casa”. No obstante, hoy en día, la mayor parte de los casos diagnosticados como depresión laboral se deben, precisamente, a la falta de trabajo, la incertidumbre de despido, la insatisfacción con la labor desempeñada o la apatía de la rutina.

Sus rasgos característicos son similares a los del resto de depresiones. A saber: desánimo, apatía, agotamiento físico y mental, fatiga, falta de concentración, frustración, tristeza, desilusión, etc.

Clasificación según la causa de la depresión

La distimia es uno de los tipos de depresión más frecuentes.

La distimia es uno de los tipos de depresión más frecuentes.

En el caso de que la clasificación responda a la causa que se cree que ha originado la depresión podemos encontrar:

  • Depresión exógena: Se trata de aquella patología que se genera como consecuencia de sufrir un acontecimiento traumático como puede ser la muerte de un familiar, problemas económicos, haber sufrido una violación u otra experiencia mala, etc. Este tipo a veces persiste aunque ya no exista el motivo que la originó.
  • Depresión endógena: Con ella nos referimos a un tipo de depresión que se produce sin causa aparente. Muchas veces es un tipo de enfermedad cuyo origen es genético. Son más fuertes al tratamiento y perduran más en el tiempo. Los síntomas típicos de la depresión endógena son sentimientos de incapacidad de solucionar problemas o visión negativa del futuro. El tratamiento de esta depresión puede ir encaminado a modificar creencias arraigadas de la persona y hacerle ver que tiene capacidad para solucionar cualquier problema.

Depresión y otras enfermedades

Hasta ahora hemos comprobado la gran variedad de tipos de depresión que existen. Pero la depresión además de ser una enfermedad única puede aparecer como fruto de otras enfermedades o como efecto secundario al tomar ciertos medicamentos. También hay enfermedades que pueden aparecer antes de la depresión, causarla o ser producto de la misma. Todo dependerá de la persona a la que afecte y de la situación en la que se produzca. A pesar de todo, esas otras enfermedades que surgen antes, durante o después de la depresión deben ser tratadas y diagnosticas cuanto antes.

Cuando la persona pasa por la etapa depresiva sufre: sentimiento de tristeza muy persistentes, baja autoestima, exceso de culpa, desesperanza, deseos de morir, falta de interés por actividades que antes disfrutaba.

Enfermedades que suelen acompañar a la depresión se engloban dentro de los trastornos de ansiedad tales como:

  • El trastorno de estrés postraumático.
  • El trastorno obsesivo-compulsivo.
  • El trastorno de pánico.
  • La fobia social.
  • El trastorno de ansiedad generalizada.

En concreto, el trastorno de estrés postraumático suele generar en el enfermo depresión concurrente. Se trata de una enfermedad que puede aparecer tras una experiencia mala, aterradora, traumática, violenta como un accidente, una agresión o un ataque terrorista. Los pacientes con trastorno de estrés postraumático suelen acordarse del suceso con frecuencia y sufrir pesadillas y recuerdos aterradores, además de síntomas como la ira, sentimiento de culpa, irritabilidad y evasión de pensamientos. Estas personas suelen padecer además depresión de uno a cuatro meses después de la experiencia que les marcó de forma traumática.

A veces, la depresión puede surgir como consecuencia del consumo de drogas o alcohol.

A veces, la depresión puede surgir como consecuencia del consumo de drogas o alcohol.

La depresión también puede aparecer después de un abuso de sustancias tan dañinas como las drogas o por el abuso de alcohol. En este sentido, hay estudios científicos sobre el tema que asocian los trastornos del ánimo y las dicciones a ciertas sustancias.

Por otra parte, la depresión puede coexistir con enfermedades muy graves de tipo cardíaco, derrame cerebral, VIH/SIDA, cáncer, diabetes o Párkinson. En esta línea existen informes médicos que recogen que las personas con depresión y estas enfermedades graves pueden tener síntomas peores de su enfermedad que otras que a pesar de tener la misma patología no sufren de depresión. En esos casos, el médico además de tratarle la enfermedad (cáncer, diabetes, etc.) deberá establecer otro tratamiento compatible para la depresión que tenga.

En resumen, existen muchos tipos de depresión (unas más graves que otras), que se catalogan de distinta forma. Según la clase de depresión que se tenga se establecerá un tratamiento más sencillo o complicado. En cualquier caso, la depresión se puede tratar e incluso curar, por lo que a pesar de ser una enfermedad grave tiene solución posible en muchos casos.


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