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Calvicie y estrés son dos estados que guardan cierta relación. Y es que se puede gozar de una excelente salud y, al mismo tiempo, sufrir una pérdida de cabello ligada a múltiples estados psicológicos. De hecho, hay personas que perciben cómo su cabello se cae en momentos de:
- Especial nerviosismo.
- Estrés.
- Ansiedad.
- Depresión.
Esto, que muchas veces se cree que no es más que una sensación personal, responde a una realidad certificada científicamente. La salud general del pelo está íntimamente asociada con el estado de ánimo que tenga la persona.
Es evidente que la calvicie puede deberse a infinitas causas:
- Genéticas.
- Padecer alguna enfermedad.
- Un estado febril alto.
- Una alimentación desequilibrada y deficiente en cuanto a determinados tipos de minerales y nutrientes, como el hierro.
Sin embargo, no es menos cierto que el ajetreo diario y el desasosiego, sumados a las incertidumbres y frustraciones propias de la vida moderna, donde muchas veces los problemas laborales y los familiares se entrecruzan, generan cada vez más casos de alopecia por estrés.
¿Existe alguna relación entre calvicie y estrés?
La alopecia nerviosa
La conocida como alopecia nerviosa demuestra la correspondencia entre calvicie y estrés, teniendo su origen en:
- La ansiedad.
- El estrés.
- La depresión.
Suele aparecer cuando se vive una especie de tensión psíquica, como pueden ser:
- Las presiones en el trabajo.
- La baja autoestima provocada por diversos motivos.
- Una ruptura sentimental.
- El duelo por la muerte de alguien cercano.
Ante situaciones de apatía, el organismo reacciona dejando caer el cabello durante unos meses.
El cerebro llega a considerar que el pelo es algo innecesario respecto a otras amenazas de las que es más importante defenderse. Por eso, el estancamiento de los folículos pilosos -las áreas de la piel donde crece el cabello- será permanente mientras que dure ese estado de ánimo en el individuo.
¿Cómo se detecta la alopecia nerviosa?
Para detectarla, hay que tener en cuenta que, con este tipo de alopecia, la caída del cabello es generalizada. El pelo cae de manera imprecisa sin que se pueda identificar una zona exacta del cuero cabelludo. Por ello, se reduce la densidad. Se trata de una clase de alopecia generalizada que es más propio de mujeres, ya que en los hombres suele estar más localizada.
Otras veces, unido a la caída aguda, el paciente puede notar que tiene el cabello más delgado y débil. Respecto a la asociación entre calvicie y estrés, se estima que los nervios pueden provocar la pérdida de hasta tres cuartas partes del pelo en el cuero cabelludo. Esto se conoce como efluvio telógeno. Por ejemplo, puede llegar a “caerse en manojos” al:
- Aplicar el champú en la ducha.
- Peinarse.
- Pasar la mano por la cabeza.
Es habitual que estas circunstancias se mantengan durante semanas o hasta meses después de que haya cesado el episodio de estrés. No obstante, aunque el efluvio telógeno es alarmante, se caracteriza por ser algo temporal.
¿Qué casos suponen mayor riesgo?
El peligro aparece cuando esos estados anímicos se prolongan excesivamente en el tiempo. De esta forma, acaban pasando factura a la salud y el bienestar general de la persona. También provocando una caída del cabello aún más aguda. Únicamente en casos excepcionales puede convertirse en una situación crónica, por un período más prolongado o que se superponga a otros motivos de alopecia y haya que acudir a métodos alternativos como:
- El injerto capilar -ya sea con la técnica FUE o la FUSS-.
- Medicamentos contra la caída del cabello.
- Otros tratamientos más novedosos, como las células madre contra la alopecia.
De cualquier forma, sean cuales sean las circunstancias antes descritas, el paciente debe consultar con un dermatólogo para que este estudie su caso particular y le pueda prescribir el tratamiento más adecuado para minimizar los efectos derivados de la caída del cabello.
Si dicho especialista no pudiese garantizar la efectividad de ciertos tratamientos capilares en una persona determinada, la única opción que esta tendrá para solucionar sus problemas de calvicie, será pasar por quirófano y someterse a un implante de pelo.
¿El cabello que cae por alopecia nerviosa vuelve a nacer?
La alopecia nerviosa tiene unos síntomas muy parecidos a los de la alopecia difusa. Por lo general, es un problema de calvicie temporal y reversible. Es decir, una vez superada la crisis de estrés o recuperado el ánimo, el cabello volverá a nacer. Además, hay que subrayar que el pelo vuelve a crecer con la misma vitalidad que tenía antes del episodio estresante.
No obstante, es importante hacer referencia a aquellos casos de calvicie y estrés que se combinan con una pérdida de cabello de base más genética, que afecta a los folículos pilosos. En estos casos, la situación es más compleja.
Un episodio de nerviosismo prolongado puede dar lugar a que la alopecia habitual se agrave.
Es lo que sucede, por ejemplo, cuando una persona que tiene alopecia areata sufre una nerviosa, de carácter pasajero.
El patrón de caída del pelo es el habitual, cual hace más difícil al individuo detectarlo. No obstante, lo que podría ser cuestión de semanas se transforma en un problema mucho más profundo que requiere del tratamiento de un dermatólogo.
¿Cómo diferenciarla de otros tipos de alopecia?
Además de la alopecia nerviosa, cabe señalar que existen otros tipos cuyas causas y patrones de caída del cabello son diferentes. Identificar cada una de ellas es importante para que el paciente sepa a qué se enfrenta y sea consciente de que, como se ha dicho antes, la calvicie temporal provocada por el estrés, la ansiedad o el desánimo, incida en otras alopecias cuyos diagnósticos no son tan favorables.
Entre los problemas de caída de pelo a tener en cuenta, están:
Esta última es la más extendida, especialmente entre los hombres, y suele prolongarse durante años en los que el pelo se va debilitando y cayéndose poco a poco.
Por su parte, respecto a la areata, las investigaciones apuntan a que el responsable es un agente externo: una alergia, el contacto con un producto químico, etc. Se puede diferenciar de la habitual relación entre calvicie y estrés porque esta se localiza en pequeñas zonas.
La tricotilomanía: el impulso irrefrenable de arrancarse el pelo
Por último, habría que hablar de un trastorno asociado a todo lo anterior y que es tan común como desconocido por parte de la sociedad. Se trata de la tricotilomanía, un desorden de la conducta que lleva a quienes lo sufren a arrancarse el cabello de manera compulsiva. Puede durar varios años.
Los expertos advierten de que es un problema psicológico importante alrededor del cual, sin embargo, hay mucha desinformación. Se calcula que casi el 4 % de la población mundial tiene esta ‘manía’, caracterizada por un comportamiento tan recurrente como irrefrenable. Esto lleva al enfermo a arrancarse el pelo no solo de la cabeza, sino también de:
- Las pestañas.
- Las cejas.
- Otras zonas del cuerpo.
Por lo general, las personas con tricotilomanía reproducen esta costumbre de manera esporádica, cuando atraviesan por situaciones de:
- Nervios.
- Estrés.
- Ansiedad.
¿En qué situaciones resulta grave?
Otras personas pueden pasarse horas realizando esta conducta, lo que acaba dando lugar a problemas en el cuero cabelludo. La tricotilomanía puede desembocar en una calvicie severa.
Muchas veces, la conducta comienza en la infancia. Y aunque el comportamiento suele corregirse solo, es muy importante hacer un seguimiento para evitar que se continúe una vez que es adulto.
La mayoría de los que padecen este trastorno, lo hacen de forma inconsciente, mientras hacen otras actividades o tareas, como estudiar, trabajar, leer, ver la tele o pensar. Cualquier cosa que requiera de cierta concentración.
Una de cada cuatro personas con tricotilomanía es consciente de su conducta, aunque no la puede evitar.
Estas personas suelen ser capaces de identificar que se arrancan el pelo cuando experimentan un aumento de tensión.
En los casos extremos, cuando la imagen estética de la persona se empieza a ver afectada por esta conducta, el bajo estado anímico del individuo se acaba agravando. De este modo, se genera un fuerte sufrimiento que profundiza en la depresión existente y en el problema.
¿Qué consecuencias puede conllevar la tricotilomanía?
Más allá del elemento estético, también se pueden dar otras complicaciones de carácter médico:
- Irritación en la piel, ocasionada de forma directa por la carencia de pelo.
- A raíz de una dermatilomanía -pellizcado y rascado compulsivo de la piel-, con la que también se asocia la tricotilomanía.
Además, esta puede conducir a otras conductas similares, como la tricofagia o ingesta de pelo, una complicación grave de este trastorno. De hecho, si no se trata, puede provocar la muerte causada por una gran acumulación de bolas de pelo en diversas partes del intestino que el organismo es incapaz de digerir.
Al margen de las particularidades de cada uno, es fundamental concienciar a la población de que, ante estos trastornos, la intervención a tiempo de un buen especialista es imprescindible para que trate y frene esa conducta. Esta siempre será la primera fase del tratamiento. Después, la consulta a un dermatólogo que ayude a hacer reversibles los efectos de dicha enfermedad.
Si te ha interesado este artículo sobre calvicie y estrés y quieres más información acerca de cómo afectaría al pelo injertado, puedes ver este vídeo de BonoMédico:
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