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Riesgos, problemas y complicaciones en la otoplastia


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Publicado en Otoplastia

La otoplastia es una cirugía que se realiza con la finalidad de corregir alteraciones o anomalías en las orejas siendo las correcciones más frecuentes el reposicionar las orejas prominentes o de soplillo a una posición más cercana a la cabeza y la reducción de tamaño en las orejas demasiado grandes. Existen otros problemas que también se pueden solucionar con la otoplastia como son la existencia de orejas contraidas o de orejas en copa. Los lóbulos muy alargados y los rasgados también pueden corregirse así como la mayoría de los daños producidos en un traumatismo grave. 

La otoplastia se puede practicar en niños

La otoplastia se puede practicar en niños

Esta cirugía se realiza con mucha frecuencia en niños de entre 8 y 15 años que no se encuentran a gusto con la forma o tamaño de sus orejas y que pueden llegar a sufrir burlas por ese motivo. Es una cirugía que se debe realizar en un quirófano y que normalmente necesita de anestesia local por lo que el paciente puede volver a su casa en pocas horas. Si el niño es pequeño, muchos cirujanos prefieren aplicar anestesia general para evitar que se mueva o se muestre inquieto durante la intervención. 

Es una cirugía muy segura que apenas presenta riesgos o complicaciones pero como cualquier procedimiento quirúrgico puede presentar complicaciones. Los riesgos asociados a la otoplastia, aunque muy poco frecuentes, son los siguientes:

  • Infecciones: es una de las posibles complicaciones ya que pueden infectarse tanto la piel como el cartílago. Cuando aparece tiene fácil solución con antibióticos y sólo en muy raras ocasiones una infección puede terminar provocando la formación de tejido cicatricial, lo que puede eliminarse con una nueva cirugía. Aunque este riesgo existe en todas las cirugías, en la otoplastia es un riesgo muy pequeño ya que se administra medicación durante la intervención para evitar su aparición. Si se produce alguna infección se soluciona rápidamente con antibióticos.
  • Sobrecorreción: este riesgo se minimiza mucho o incluso desaparece por completo si el cirujano plástico tiene suficiente experiencia. La falta de experiencia del cirujano puede provocar algunos problemas de sobrecorreción como los siguientes:
    • Situar las orejas demasiado cerca de la cabeza.
    • Irregularidades en el contorno de la oreja.
    • Asimetrías en la corrección.
    • Error en la corrección.
  • Coágulos de sangre: en toda intervención quirúrgica puede existir el riesgo de formación de un coágulo, aunque en la otoplastia es muy excepcional. Normalmente se eliminan con una aguja o terminan disolviéndose por si solos. Sólo puede ser un problema a considerar si se acompaña de inflamación o hemorragia de cierta intensidad y con una duración excesiva, momento en el que habrá que consultar con el cirujano para que revise y controle el proceso de cicatrización.
  • Problemas en los puntos o suturas: la pérdida de tensión o fuerza en las suturas es un riesgo que se produce con más frecuencia en niños de corta edad como consecuencia de su frenética actividad diaria de juegos y deportes unidos a un escaso cuidado o atención a la zona operada. En algunos casos la caída de los puntos antes de tiempo puede provocar que las orejas vuelvan a su posición original.
  • Pérdida de audición: este es un riesgo prácticamente inexistente ya que durante la otoplastia no se modifica el canal auditivo. Sólo en algunos casos muy poco frecuentes se puede producir una modificación muy importante de la concha de la oreja que puede afectar levemente a las funciones del canal auditivo. En las intervenciones que conlleven esta alteración de la concha, el cirujano siempre presta especial cuidado para no afectar, en ningún caso, a la audición del paciente. 
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    La pérdida de audición es un riesgo prácticamente inexistente, porque la otoplastia no modifica el órgano del oído.

  • Alergias al material médico utilizado: Esparadrapos, material de sutura, pegamentos, inyectables. Es muy poco frecuente y es un riesgo presente en todas las cirugías que se soluciona con medicación adicional. La alergia a la anestesia es una complicación de carácter general y que padecen algunas personas. Es un riesgo que puede provocar complicaciones graves por lo que si ya se ha sufrido en intervenciones anteriores debe comunicarse al cirujano.
  • Riesgos de la anestesia: Son riesgos presentes en toda intervención quirúrgica y que se controlan perfectamente por el equipo médico.
  • Sensibilidad en la piel: se pueden presentar algunos casos de una mayor sensibilidad o de ausencia de sensibilidad en la zona operada. Por tratarse de una zona muy pequeña no suele plantear problemas salvo en los casos de exposición prolongada al frío intenso donde se puede correr el riesgo de congelación pero con una adecuada protección de la zona se elimina este riesgo.
  • Sangrado excesivo: en todas las cirugías existe el riesgo de un sangrado excesivo durante o después de la intervención. Este sangrado pueden producirse con salida de la sangre a través de la herida o incisión realizada o bien sin salida y con acumulación entre la piel y el cartílago. Si se produce este último sangrado con acumulación interna, se procederá a sacarlo mediante la apertura de la herida o mediante su aspiración mediante una fina aguja colocando un drenaje si fuese necesario. No es una complicación importante y tiene muy fácil solución. Para reducir o evitar este riesgo de sangrado los cirujanos prohíben tomar aspirinas o antiinflamatorios durante al menos dos semanas antes de la intervención ya que son medicamentos que pueden aumentar el riesgo de sangrado. Padecer de hipertensión sin que esté controlada médicamente también aumenta el riesgo de sangrado por lo que se recomienda controlarse la tensión antes de la operación.
  • Dolor permanente o crónico: Un dolor fermente o crónico en la zona operada es extremadamente infrecuente tras una otoplastia. Se soluciona con medicación.
  • Heridas mal curadas: Es un riesgo poco frecuente ya que las revisiones periódicas tras la otoplastia detectan cualquier problema y lo solcuiona a tiempo.
  • Resultado no deseado, asimetrías y recidivas: en algunos casos se producen resultados no deseados con cicatrices muy visibles, apertura de la herida o incluso deformidades si la operación era muy complicada. Las asimetrías son una característica esencial del rostro humano ya que la colocación en la cara de los ojos y las orejas nunca es totalmente simétrica. Una simetría perfecta es antinatural. Siempre existen diferencias muy pequeñas en el tamaño y ubicación de los ojos y las orejas que nunca son iguales antes de la intervención. Son bastante pequeñas y apenas perceptibles. El problema se genera en los casos en los que esas asimetrías se hacen muy evidentes tras una otoplastia, situación que necesita de una nueva intervención para corregirla. Las recidivas se producen cuando la oreja vuelve con el tiempo a su posición inicial. En muy pocos casos se producen descolgamientos totales o parciales de la oreja si se suelta algún punto interno de la operación. Este último caso se soluciona con una pequeña intervención de retoque con anestesia local. Estas tres complicaciones se reducen en gran medida acudiendo a un buen cirujano plástico que tenga experiencia acreditada en este tipo de correcciones.
  • Necrosis o congelación: debido a la posible reducción de la sensibilidad en la zona operada se debe evitar la exposición a las bajas temperaturas ya que se corre el riesgo de congelación involuntaria. Con una adecuada protección de la zona se elimina este riesgo.
  • Mala cicatrización: este tipo de cirugía sólo necesita de unas mínimas incisiones para remodelar las orejas por lo que la cicatrización no es ningún problema. En casos excepcionales puede presentarse una deficiente cicatrización ya sea en la piel o en los tejidos internos incluyendo el cartílago. Los problemas de cicatrización pueden derivar en la creación de cicatrices poco estéticas o de una tonalidad o color diferente a la de la zona que la rodea. En aquellos pacientes que tienen tendencia a formar queloides pueden sufrir una cicatrización con picores, alguna molestia o dolor y con enrojecimiento de la zona. Estos pacientes también puede sufrir de cierto retraso en la cicatrización. Estas situaciones tienen solución con tratamientos adicionales. En casos muy poco frecuentes el paciente puede no tolerar los puntos internos por lo que habrá que proceder a su retirada o eliminación.
  • Lesiones en nervios, vasos sanguíneos y músculos: estas zonas internas de la oreja pueden resultar dañadas durante la cirugía aunque este riesgo se disminuye de una manera muy importante si se elige a un cirujano experimentado. Esta posibilidad se incrementa en las otoplastias que suponen una gran reconstrucción o gran modificación de las orejas. Es muy poco frecuente en la operación para las denominadas orejas de soplillo. Si se daña algún nervio puede provocar la falta de sensibilidad en la zona.

Efectos secundarios normales tras la operación

Tras la operación existen una serie de efectos secundarios totalmente normales que desaparecen con el transcurso de los días. Estos efectos son los siguientes:

  • Dolor leve o moderado, que desaparece a los pocos días y que se trata con analgésicos que logran reducirlo casi totalmente. Si el dolor es de la intensidad excesivamente alta debe comentarse con el cirujano.
  • Disminución de la sensibilidad en la zona.
  • Sensación de hormigueo moderado que desaparece en dos o tres días.
  • Vendas o cintas: durante las primeras 24 horas se debe utilizar una venda más gruesa para afianzar los resultados de la intervención. A partir de ese momento se utiliza una venda más delgada que deberá usarse por la noche durante varias semanas. Estas vendas protegen la zona y la mantienen limpia.
  • Edemas o moratones que desaparecen en un par de semanas. Son habituales en todas las cirugías. Pueden ser más intensos en una oreja que en otra ya que cada una puede reaccionar de distinta manera tras la intervención.
  • Situación anormal de las orejas que pueden parecer situadas muy cerca de la cabeza en las primeras semanas pero que poco a poco van adoptando su nueva posición hasta llegar a la definitiva en varias semanas.
  • Sensación de picor debajo de las vendas, que no deben retirarse por este motivo bajo ningún concepto.
  • Cicatrices: como en toda cirugía tras la otoplastia aparecen pequeñas cicatrices que en la mayoría de los casos se sitúa detrás de la propia oreja por lo que resultan prácticamente invisibles.
  • Si la corrección consiste en la reducción de un tamaño excesivo pueden ser necesarias cicatrices que sean visibles desde la parte delantera, pero en estos casos se sitúan en los pliegues y relieves de la propia oreja para que queden desapercibidas.

Consejos básicos antes de la operación

Mujer ocultando sus orejas

La otoplastia es una excelente solución para aquellas personas acomplejadas por la forma de sus orejas.

Antes de la intervención el cirujano siempre pedirá al paciente que se someta a un estudio prequirúrgico donde se analiza el estado general de salud y las posibles contraindicaciones ante la operación. Además de analizar y estudiar la historia clínica el paciente se suele pedir un análisis de sangre muy completo con hemograma, glucemia, creatininemia, coagulograma, etc así como un estudio cardiológico que incluya un electrocardiograma y una análisis del riesgo quirúrgico.

Los consejos básicos que comentará el cirujano serán, entre otros; que se evite fumar durante un mes antes de la intervención ya que el tabaco incrementa el riesgo de mala o deficiente cicatrización, se debe eliminar el consumo de acido acetilsalicílico (aspirina o similar) y eliminar el consumo de vitamina E.

En todas las intervenciones quirúrgicas el cirujano entrega al paciente un documento llamado de consentimiento informado en el se detalla cómo es el tratamiento quirúrgico que propuesto para su caso. En ese documento se incluyen y describen todos los riesgos de la intervención por lo que es una información muy válida e importante que el paciente debe leer detenidamente. No obstante, suelen ser documentos de carácter general que no siempre detallan los pormenores de cada tipo de operación por lo que se complementan con la información que el cirujano facilita en las consultas previas a la cirugía.

Consejos básicos tras la operación

  • Se debe evitar la exposición al sol de las cicatrices para que no adquieran una pigmentación excesiva que las haga más visibles. En algunos casos se endurecen y se enrojecen durante algunas semanas pero estos síntomas desaparecen una vez transcurridos varios meses.
  • Vendajes: se debe evitar mojar los apósitos colocados tras la cirugía hasta que se retiren los puntos o se caigan solos. Una vez retirados es fundamental una correcta higiene de la zona, y especialmente de las cicatrices, que deberán lavarse con un jabón con ph neutro y agua. Se recomienda secar la zona sin utilizar aire caliente.
  • Las cintas de sujeción se deben utilizar de día y de noche durante el tiempo que recomiende el cirujano. Se pueden retirar durante pequeños ratos para descansar de la sensación de presión continua.
  • Descanso por la noche: se debe dormir con la cabeza un poco elevada y se prohíbe dormir de lado para evitar que la cabeza presione las zonas operadas
  • En las primeras 48 horas muchos cirujanos recomiendan reposo absoluto.
  • La vuelta al trabajo se recomienda a partir de quinto día y la vuelta al colegio a partir del séptimo día.
  • Deben evitarse los deportes de contacto durante el primer mes.
  • El resultado definitivo sólo podrá apreciarse pasados al menos 3 meses de la operación y en algunos casos hasta pasados 9 meses.

¿Cómo es la operación?

La cirugía para la corrección de las orejas es una cirugía muy segura y que no tiene una larga duración. Suele durar alrededor de entre dos y tres horas siempre que se trate de una corrección que no sea de especial dificultad. Se suele realizar con anestesia local más sedación y tras su finalización se puede volver a casa a las pocas horas sin necesidad de pasar una noche en el hospital. A las pocas horas el paciente se encuentra perfectamente sin necesidad de seguir en el centro hospitalario.

Sólo en los casos en los que el paciente sea un niño pequeño a los que se suele aplicar anestesia general para evitar que se muevan durante la intervención puede ser necesario que permanezca más horas en observación en el centro hospitalario mientras elimina totalmente la anestesia y logra una completa recuperación.

Cada cirujano en función de cada paciente decidirá la técnica a emplear pero en la mayoría de los casos se lleva a cabo mediante un corte en la parte posterior o trasera de la oreja desde donde se accede al cartílago. Es una intervención que en los casos más normales no presenta gran dificultad pero que a pesar de su aparente sencillez requiere de mucha habilidad por parte del cirujano para evitar pliegues o formas no deseadas.

Una vez que el cirujano puede acceder al cartílago, realiza la cirugía necesaria para corregir el defecto del paciente y normalmente lo dobla para acercar la oreja a la cabeza. En muchos casos es necesario aplicar puntos internos así como eliminar o cortar un pequeño trozo de cartílago para conseguir el resultado deseado. También suele ser necesario cortar un pequeño trozo de piel en la zona posterior de la oreja donde se aplicarán puntos de sutura. Este corte provocará una pequeña cicatriz que con el paso del tiempo resultará casi invisible y desde el principio quedará oculta por la propia oreja.

Tras la intervención se consigue una importante mejora estética del paciente ya que se logra una mejor proporción con las medidas de la cara y la cabeza, mayor simetría y una ubicación más cercana a la cabeza. En otros casos se consigue hacerlas un poco más grandes, remodelarlas o reducirlas, según las necesidades del paciente.

En los casos en los que sólo existe la necesidad de corregir una de las dos orejas, el cirujano evaluará la necesidad de intervenir en las dos para conseguir un resultado simétrico. Sin embargo, una simetría perfecta nunca es el objetivo del cirujano ya que provocaría un resultado antinatural. Nunca se van a conseguir unas orejas perfectas sino una mejora sustancial de la actual situación. El cirujano debe informar sobre el resultado que se podrá conseguir con la intervención y el paciente debe ser consciente de que no debe aspirar a conseguir la perfección.

Mucho más compleja es la operación que corrige situaciones como la microtia que son los casos en los que una persona nace sin orejas, que apenas se terminan desarrollando o que las pierde en un accidente. Con esta cirugía se puede llegar a recomponer o rehacer totalmente la oreja ya sea utilizando una prótesis o cartílagos de otras partes del cuerpo.

Es una de las pocas intervenciones de cirugía plástica que está recomendada para niños de entre 7 y 16 años. Incluso sus resultados pueden ser mucho mejores que en los adultos ya que los cartílagos de las orejas son todavía muy flexibles y se adaptan mucho mejor a la corrección que se les realice. A partir de los siete años las orejas ya suelen tener el tamaño definitivo y se encuentran totalmente desarrolladas. Sólo en casos muy extremos se puede adelantar la edad de la operación si el niño está sufriendo problemas psicológicos o sociales por la forma o tamaño de sus orejas.

  • Artículo escrito por:
  • Doctor Francisco Javier Ruiz Solanes

  • Licenciado en 1989 en Medicina y Cirugía por la Universidad de Málaga (UMA)
  • Colegiado 6.024 del Colegio de Médicos de Málaga
  • Director Médico Grupo BonoMedico
 
 


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1 comentario

  1. Cristina

    Hace once meses operaron a mi nieto de las dos orejas. Una de ellas está aún dando problemas porque parece ser que un punto interno es rechazado y continuamente tiene pus. Lo llevamos a la cirujana que lo operó y nos dice que no pasa nada. Que poco a poco, su organismo lo aceptará y dejará de dar infección. Será asi. Estoy un poco preocupada.

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