Plaquetas: valores normales

Las plaquetas, también conocidas como trombocitos, representan uno de los muchos elementos que forman parte de la sangre de las personas. Su papel en el riego sanguíneo es de vital importancia, ya que de ellas depende el correcto proceso de coagulación. En este sentido, una modificación en los valores normales de plaquetas puede tener graves consecuencias para el estado de salud del paciente, ya que puede afectar a nuestra capacidad de rendir a diario, al tiempo que modifica la función de la sangre para coagular de la forma correcta.

Para estar seguros de que todo marcha según los establecido existen determinadas pruebas médicas que nos certifican unos adecuados niveles de plaquetas. En este sentido, los especialistas recomiendan la realización de un hemograma, uno de los análisis de sangre más completos y útiles para medir el rango existente de plaquetas en el organismo. Y es que, además de las plaquetas, por nuestro riego sanguíneo circulan varias sustancias susceptibles de medición o investigación tales como las proteínas, anticuerpos, células, electrolitos, colesterol, hormonas e incluso bacterias o virus.

En concreto, la sangre de nuestro organismo la recorren tres tipos básicos de células generadas todas por la médula ósea. Mediante la realización de un hemograma se estudian:

• Hematíes (glóbulos rojos).
• Leucocitos (glóbulos blancos).
• Plaquetas.

Los valores adecuados de referencia del hemograma que se tienen en cuenta hoy en día fueron situados alrededor de 1960 tras la investigación de diversas enfermedades sufridas por diferentes pacientes. En este sentido, los valores normales de plaquetas se establecen según los niveles que tienen en común el 95% de la población saludable. Teniendo en cuenta estas probabilidades cuanto más alejado se encuentren los valores del paciente de esta referencia, mayor será la posibilidad de que estemos ante una enfermedad.

Análisis de sangre y valores normales de plaquetas

Como hemos mencionado con anterioridad, las plaquetas son las encargadas de iniciar el proceso de coagulación. En este sentido, en el momento en el que el tejido de alguna vena se encuentra dañado es el organismo el primero en reaccionar enviando de forma instantánea altas dosis de plaquetas al lugar en el que se ha producido el daño para solucionar la situación y restaurar el funcionamiento normal del cuerpo.

Una vez que las plaquetas reciben la misión a ejecutar, llegan al lugar establecido y se empiezan a reagrupar formando una especie de trombo, corcho o tapón que tiene como principal objetivo detener de forma rápida la hemorragia en la zona alterada. Esta acción es de vital importancia en el correcto funcionamiento del organismo ya que el tamponamiento del sangrado le da tiempo al sistema para reparar los tejidos alterados sin la necesidad de que se pierda demasiada sangre.

¿Qué se considera un valor normal?

Unos valores normales de plaquetas oscilan entre los 150.000 y los 450.000 por microlito (uL). Sin embargo, hasta que las plaquetas no asumen niveles cercanos a los 50.000 uL el organismo no empieza a reflejar problemas para coagular de forma correcta. En el otro lado de la moneda, cuando los valores de las plaquetas se sitúan por debajo de las 10.000 plaquetas/uL, se incrementa el riesgo de muerte del paciente, ya que se elevan las probabilidades de que se produzcan hemorragias espontáneas. Esta reducción de los niveles de plaquetas se denomina trombocitopenia; el caso contrario, es decir, el incremento de los valores se conoce como trombocitosis y puede derivar en la formación de coágulos que desencadenen una trombosis o un infarto.

Los niveles normales de plaquetas pueden verse alterados e incluso disminuidos debido a la presencia de determinadas enfermedades tales como el dengue, la anemia aplástica, la trombocitopenia o la leucemia, así como por tratamientos de quimioterapia, por ejemplo. Además, otras patologías como la trombocitosis o el síndrome de plaquetas grises tienen la capacidad de afectar a los niveles de plaquetas de forma que se ven incrementados en el riego sanguíneo.

¿Cómo se miden los valores de plaquetas?

Para medir los niveles de plaquetas resulta tan sencillo como realizar un análisis de sangre en el que se determine su medición. Sin embargo, aunque esta prueba es bastante sencilla, muchas personas no logran resignarse a la idea de que una aguja penetre en su organismo por diferentes fobias infundadas. Y es que, además, las consecuencias de la realización de un examen de sangre de estas características se quedan como mucho en la aparición de un pequeño hematoma que tenderá a desaparecer en el menor tiempo posible.

El ser humano no responde igual, orgánicamente hablando, en un momento que en otro por lo que lo más habitual es que los resultados de la realización de un hemograma oscilen hacia arriba o hacia abajo. Dichas variaciones de los valores normales de plaquetas van a estar directamente relacionadas tanto con los elementos internos como con los externos que afectan al paciente. Entre ellos, debemos tener en cuenta, por ejemplo, el ambiente en el que se mueve, el sexo, la edad o el grupo étnico al que pertenece ya que éstos serán capaces de alterar los resultados.

Esta es una de las razones por las que se establecen baremos, es decir niveles de valores promedio y referenciales ya que todo llega a influir. En relación al género de la persona, influyen tanto las actividades bioquímicas como las hormonales; con respecto a la edad, el metabolismo no es el mismo en una persona joven que en un anciano.

Condiciones del análisis de sangre

Asimismo, resulta de vital importancia el hecho de que las personas que se someten a la realización de este tipo de pruebas examinen en qué condiciones se les realizó con el objetivo de aportar la mayor información posible al especialista que la está tratando. Varios factores pueden llegar a influir en este sentido, por lo que cobra especial importancia la necesidad de llevar a cabo una interpretación adecuada:

• Hora del día en la que se realizó el examen.
• Qué tipo de alimentos y bebidos se consumió el día anterior a que se realizara la prueba.
• Ingesta previa de algún tipo de medicación.
• Situación emocional en la que se encontró el paciente durante la realización de la prueba.

Cómo mantener unos valores normales de plaquetas

Con independencia de estos factores, llevar un ritmo de vida saludable también puede llegar a influir en la existencia de unos valores normales de plaquetas. Por lo general, para mantener estos niveles se recomienda incluir en nuestra dieta aquellos alimentos cuyas propiedades son capaces de favorecer la producción de las células sanguíneas, es decir, de las plaquetas. En este sentido, los nutrientes principales son proteínas, vitaminas y minerales, además de un incremento en la ingesta de frutas y verduras.

Verduras recomendadas

Por su alto contenido en vitaminas:

• Espinacas.
• Berro.
• Pimentón rojo.
• Zanahoria.
• Ajo.
• Brócoli.
• Remolacha.
• Apio.

Frutas recomendadas

Por su aporte de vitaminas C y K, las principales frutas que aconseja para conservar los valores normales de plaquetas son:

• Kiwi.
• Naranja.
• Mandarina.
• Limón.
• Fresas.
• Guayaba.
• Tomates.

Otros aspectos a considerar

Asimismo, es importante tener en cuenta una serie de factores:

• Evitar productos procesados y refinados tales como los embutidos, el azúcar o las harinas.
• Consumir al menos unos dos litros de agua al día.
• Las frutas ácidas tomadas en ayunas facilitan la depuración del organismo para que éste tenga una óptima capacidad de absorción de nutrientes.
• Consumir las verduras crudas en la medida de lo posible.
• Ofrecer un completo descanso al organismo además de mantener una actitud positiva.

Y es que a nuestro alcance disponemos de gran variedad de alimentos que nuestro organismo necesita para funcionar de forma correcta. Cuanto mayor sea la variedad de alimentos y más equilibrada, mayores probabilidades tendremos de mantener una vida sana, además de unos valores normales de plaquetas. Puede resultar tan sencillo como seguir las siguientes premisas: buen sueño, buen estado emocional, buen comer, buena respiración y buen consumo de agua).

Valores bajos de plaquetas

Unos niveles de plaquetas establecidos por debajo de los 150.000 uL determinan una incapacidad de coagulación adecuada y se pueden producir grandes hemorragias, por lo que es fundamental subir las plaquetas. En el caso de que los niveles desciendan por debajo de 50.000 uL los riesgos de hemorragia se incrementan, de hecho, hasta la realización de actividades rutinarias pueden incidir de forma activa en esta circunstancia. Las causas de la reducción de la cantidad de plaquetas en sangre pueden ser las siguientes:

• La médula ósea no es capaz de crear las suficientes plaquetas.
• Las plaquetas se están eliminando en el torrente sanguíneo.
• Las plaquetas se están eliminando en el bazo o el hígado.
• Aplicación de quimioterapia o radiación.
• Consumo de drogas y medicamentos.
• Trastornos autoinmunitarios.

Valores altos de plaquetas

Se consideran altas las plaquetas en el caso de que sus valores se sitúen por encima de 400.000 uL. Las causas de esta desviación de los valores normales de plaquetas y de que se manifiesten sus síntomas son:

• Existencia de anemia capaz de destruir los glóbulos rojos en sangre antes de lo normal.
• Anemia causada por un bajo nivel de hierro.
• Tras la recuperación de determinadas infecciones, la práctica de una cirugía mayor o traumatismo o reacciones alérgicas.
• Cáncer.
• Consumo de determinados fármacos.
• Policitemia vera.
• Abundante producción de plaquetas por parte de la médula ósea con origen desconocido.
• Reciente extirpación del bazo.

Licenciado en 1989 en Medicina y Cirugía por la Universidad de Málaga (UMA) Colegiado 6.024 del Colegio de Médicos de Málaga

Director Médico Grupo BonoMedico

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