Como idea general a transmitir podemos afirmar que la Seguridad Social no cubre aquellas intervenciones quirúrgicas que tengan un exclusivo motivo estético. Históricamente, la otoplastia se realizaba, desde muy antiguo, para intentar corregir amputaciones o falta de la oreja por traumatismos o accidentes. Hoy en día, el candidato para esta intervención suele simplemente sufrir un defecto estético -asimetría, orejas demasiado separadas de la cabeza o demasiado grandes, etc.-, por lo que su autoestima y su confianza ganan muchos enteros tras la operación. Es una operación relativa sencilla, con mínimos riesgos, sobre todo si se siguen las indicaciones del especialista antes de la operación y en el postoperatorio. Por regla general, ni la Seguridad Social ni los seguros privados suelen cubrir este tipo de intervenciones. El precio de la misma dependerá del problema a tratar, principalmente. 

En muchas ocasiones la forma en que se han desarrollado las orejas resultan muy antiestética, siendo especialmente preocupante cuando se trata de niños o adolescentes, dado que se trata de una etapa de la vida en que las relaciones sociales con el resto de individuos de su entorno esta directamente vinculada con la imagen del niño y del

Salvo que genere problemas de salud, la Seguridad Social no cubre la otoplastia

adolescente. Estas deformidades de las orejas pueden dar lugar a burlas e incluso que se estigmatice al menor por el resto de sus compañeros, teniendo consecuencias muy perjudiciales desde el punto de vista psicológico del menor y afectando incluso a los resultados académicos del mismo. En este tipo de situaciones, la otoplastia es una solución muy eficaz ante este tipo de problemas.

Respecto a la posibilidad de que la Seguridad  Social cubra los costes derivados de la otoplastia, relacionamos algunos supuestos cuyos costes si debería cubrirlos:

  • Que se trate de una malformación que provoque problemas de salud.
  • Que sea necesario la reconstrucción de una oreja debido a un accidente.
  • Que las deformidades en la oreja puedan producir daños psicológicos en el paciente, siendo esencial el informe del psicólogo describiendo los problemas psicológicos que dicha deformidad ocasiona en el paciente, con el objeto de que la Seguridad Social puede decidir si cubriría los costes de la otoplastia.

El cauce a seguir para aquellos que hayan tomado la decisión de corregir la forma de las orejas mediante la otoplastia es acudir a un especialista médico, con el objeto de que evalúe al paciente así como un posible trastorno, lo que nos dará más argumentos con el objeto de instar ante la Seguridad Social que les cubra los costes de la intervención.

Como conclusión, para que la Seguridad Social cubra los costes de la otoplastia debe dictaminarse que dicha deformidad genera problemas para nuestra salud o bien que podemos desarrollar problemas psicológicos. En ambos casos, la Seguridad Social cubrirá los costes de la otoplastia.

Si tiene cualquier duda o pregunta sobre la intervención, el procedimiento, sus posibles complicaciones, etc., no dude en consultar con nuestros especialistas.