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Faringitis: clasificación

Faringitis: clasificación

Faringitis agudas inespecíficas

Son de etiología vírica o bacteriana y, en algunas ocasiones, irritativa. La causa más frecuente es, con mucho, la vírica pues por razones análogas a las que expusimos en la patología rinológica la mucosa faríngea se defiende muy bien frente a las bacterias y muy mal frente a los virus. Cuando vemos una Fa (faringitis aguda) bacteriana se debe a una gran disminución de defensas del individuo o a una colonización de una faringe previamente preparada por un virus.

Faringitis vírica o eritematosa: Es muy frecuente, junto al resto de las infecciones del árbol respiratorio superior, es el proceso patológico más frecuente de la especie humana. Se puede presentar solo o acompañado a una rinitis, laringitis, etc... Se da en cualquier edad y sexo, pero tienen preferencia por los niños y adolescentes, más que por los adultos. Son muy contagiosas, presentándose en forma de epidemias estacionales de mayor o menor importancia y generalmente en invierno o a comienzo de primavera. Esto se achaca a que el frío inhibe la formación de interferón, pero también es cierto que si es muy riguroso también se inhibe el crecimiento viral, por lo que en los países nórdicos son procesos más raros. Los virus que la ocasionan reciben el nombre general de APC o virus adeno-faringo-conjuntivales, pues afectan normalmente a estas estructuras. Los otorrinos de Córdoba señalan unas pautas de sintomatología.

Cursa con manifestaciones generales no demasiado intensas: malestar general, escalofríos, algo de febrícula y anorexia. Localmente existe sensación de sequedad de garganta que en el curso de unas 24 horas evoluciona a un vivo dolor que se exacerba a la deglución, pudiendo oscilar desde unas simples parestesias hasta dolor franco, incluso sensación de quemazón. Son frecuentes la asociación de conjuntivitis, rinitis, tos y ronquera (disfonía), al contrario de lo que ocurre en la faringitis estreptocócica, por lo que la presencia de dos o más de estos síntomas sugieren al otorrino de Córdoba el diagnóstico de infección vírica

Faringitis bacteriana o eritematuopultácea: El germen más frecuente es, con mucho, el estreptococo betahemolítico del grupo A. Cuando la infección es típica cursa con mayor afectación del estado general y fiebre más alta que en la forma vírica. La sintomatología es similar pero la afectación de las diferentes mucosas (faringe, laringe) no es muy intensa y lo que destaca en el cuadro es la repercusión en la amígdala, encontrándose a la exploración unas amígdalas rojas y fuertemente congestivas con un punteado blanco correspondiente al exudado fibrinoso de las criptas amigdalinas. A diferencia de la forma vírica la participación ganglionar linfática suele ser manifiesta. Suele asociarse un moteado petequial del paladar blando. Puede dar lugar a complicaciones locales (flemones ) o generales (sepsis, nefritis...), por lo que los otorrinos de Córdoba tienen que tratarlas adecuadamente.

Faringitis irritativa o mocopurulenta: Aquí la causa es un estado irritativo de la profaringe debido a secreciones descendentes de la rinofaringe. El origen es un sinusitis o, más frecuentemente y sobre todo niños, una adenoiditis. En este último caso el tratamiento prescrito por los otorrinos de Córdoba incluirá la adenotomía además de antiinflamatorios suaves y lavados nasales con suero fisiológico.

Faringitis crónicas inespecíficas

Podemos afirmar que las faringitis crónicas inespecíficas son la enfermedad más frecuente dentro de la patología crónica humana, siempre de buen pronóstico pero que prácticamente no curan nunca; los síntomas podrán remitir pero las lesiones subsisten pues en ellas hay una base constitucional. Sobre ésta actuarán una serie de causas, ya exógenas, ya endógenas. Los factores exógenos son mejor conocidos y comprenden:

  • Factores irritativos, destacando el tabaco, alcohol, así como vapores, polvos, humos, etc... Cada vez más frecuentes por la polución ambiental:
    1. El alcohol se elimina por la mucosa de la vía respiratoria superior, y con ello origina una irritación de la misma que puede desembocar en una leucoplasia (lesión precancerosa).
    2. En el tabaco si que están demostrada una relación más directa y provoca, además, una hiperplasia glandular que explica las toses matutinas de los fumadores por acumulo de secreciones nocturnas.
  • Aquellos que provoquen una obstrucción nasal, pues el papel protector de las fosas nasales actuando como filtro que elimina los elementos nocivos desaparece; sólo frente a tabaco y alcohol las fosas nasales son inoperantes.
  • Todas aquellas infecciones de vecindad, tales como rinitis, sinusitis o infecciones de la cavidad oral, generalmente por el papel irritativo de sus secreciones, que drenan hacia la faringe.

Los factores endógenos son peor conocidos, pero se sabe determinadas afecciones generales, tales como la alergia, diabetes, la hipertensión, procesos hepáticos o renales, etc... Pueden repercutir sobre la faringe.

De acuerdo con lo que acabamos de exponer, los otorrinos de Córdoba definen las faringitis crónicas inespecíficas como "una reacción de la mucosa faríngea frente a diversos agentes, generalmente del tipo irritativo o constitucional". La reacción depende de las características constitucionales de la mucosa. Se ha podido precisar que existe en la mayoría de las ocasiones una mucosa, considerada eutrófica, que tiene escasa tendencia a reaccionar de un modo desproporcionado; habitualmente no da lugar a la FCI, sino a brotes agudos de repetición. Por otra parte se describió una mucosa constitucionalmente hiperplástica con tendencia al edema y otra, menos frecuente, hipoplástica, con tendencia a la fibrosis. De estas variedades constitucionales surgen las tres formas de FCI: simple, hiperplástica o hipertrófica y la atrófica.

Faringitis simple: Se trata de una entidad muy poco definida en la que no existen ni fenómenos de hipertrofia ni de atrofia; las lesiones se mantienen en equilibrio y a lo sumo existe una cierta hiperactividad glandular. Para algunos se trata de la reacción crónica de una mucosa eutrófica, y para otros no es más que una forma inicial, según las características constitucionales, se decantará hacia una forma atrófica o con más frecuencia hipertrófica. Se observa la mucosa faríngea uniformemente enrojecida, sin apenas folículos y a veces con abundante secreción: faringitis catarral o secretante.

Faringitis hipertróficas: En ellas el epitelio se muestra hipertrófico, y el corion infiltrado y edematoso con gran hiperplasia glandular. Vemos la mucosa engrosada y roja, con abundantes folículos linfoides difusos. Según el comportamiento del elemento linfoideo se distinguen:

  • Faringitis granulosas: Vienen condicionadas por una hipertrofia e hiperplasia de los folículos linfoides, observándose una mucosa normal de fondo con abundantes formaciones foliculares dispersas que le proporcionan a la faringe el aspecto granuloso que le da nombre; la mucosa que los recubre es brillante y roja.
  • Faringitis lateral: Es una variedad de faringitis linfoidea en la que los folículos hipertróficos se sitúan como dos cordones laterales por detrás de los pilares posteriores. Se suelen producir por infecciones de vecindad en las que el denominador común es el drenaje descendente de secreciones que irritan las regiones laterales de la faringe con las que contactan.
  • Faringitis tonsiloprivas: Son hiperplasias compensadoras a la ablación de las amígdalas.

Faringitis atrófica: Hay una base constitucional que no suele limitarse a la faringe, sino a todo el árbol respiratorio superior. La mucosa es brillante y está seca, al tiempo que atrófica y pálida. La sintomatología subjetiva viene representada por parestesias faríngeas, constantes en todo tipo de faringitis, y en las atróficas se añade sequedad, que obliga al paciente a beber pequeñas cantidades de agua reiteradamente, y a veces expectoración muy penosa con expulsión de secreción desecada en costras. Las parestesias faríngeas son molestias muy vagas no propiamente dolorosas, que el paciente define mal. A veces son sensaciones de cuerpo extraño, acompañadas de carraspera, escozor, pequeños pinchazos, etc... Que sufren brotes de agudización, generalmente coincidentes con periodos de "stress" en los que se fuma mucho. La importancia de este síntoma radica en que el cáncer de orofaringe, hipofaringe y de vestíbulo laríngeo comienzan con una sintomatología parestésica análoga a las de las faringitis crónicas inespecíficas. Nunca en un varón adulto, sobre todo fumador, que aqueje parestesias faríngeas se debe hacer el diagnóstico fácil de faringitis sin hacer una exploración previa exhaustiva.

La mayoría de los adultos, especialmente fumadores o bebedores, presentan una faringitis, pero ¿por qué individuos con grandes lesiones no tienen molestias y otros con alteraciones mínimas? Los otorrinos de Córdoba consideran dos hipótesis, la primera orgánica y la segunda funcional. En el primer caso, el azar de las lesiones afectaría a los finos terminales sensitivos de la faringe, dando los síntomas. El segundo es que exista una neurosis faríngea. Abundando en esto, debemos señalar que muchos de los sujetos afectos de faringitis crónicas inespecíficas tienen un perfil psicológico definido: hipocondríacos, sensibles e impresionables.

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