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La obesidad infantil consiste en la acumulación excesiva de grasa corporal en el niño.
A nivel practico, se suele entender que se produce esta circunstancia cuando alcanza un 20 por ciento más del peso ideal que le corresponda según:
- La edad.
- La talla.
- El sexo.
Lo más recomendable en estos casos es consultar la opinión de un pediatra.
¿Cuáles son las consecuencias de la obesidad infantil?
La obesidad infantil implica serios riesgos para la salud de los niños, como los siguientes:
1.- Diabetes.
2.- Hipertensión.
3.- Colesterol.
4.- Otros efectos negativos de tipo psicológico.
Entre estos últimos peligros, podrían destacarse la depresión o la ansiedad motivada por la baja autoestima.
Causas de la obesidad infantil
Aunque existen factores genéticos en esta enfermedad, resulta importante centrarse en una de las causas más habituales y es la imprudencia de los padres a la hora de controlar sus hábitos alimenticios, basadas en el consumo excesivo de alimentos azucarados y ricos en grasas como:
- Comida rápida.
- Bollería industrial.
- Caramelos.
- Golosinas.
- Helados.
- Bebidas dulces.
Según los expertos, la obesidad infantil cuando se manifiesta en la infancia suele persistir en la adolescencia si no se trata a tiempo.
En estos supuestos, es nuestra responsabilidad como padres cambiar los hábitos alimenticios de nuestros hijos hacia otros más saludables.
Nuestros hijos no merecen menos. Su salud, su autoestima y sus relaciones sociales están en juego y somos responsables del resultado final.
¿Qué podemos hacer ante la obesidad infantil?
A continuación, enumeramos unas recomendaciones a seguir en el caso de la obesidad infantil:
Consumir lácteos semidesnatados o desnatados (mayores de 5 años).
Eliminar la grasa visible de los alimentos de origen animal y evitar los fritos.
Eliminar los hidratos de carbono refinados. Utilizar alimentos con fibra, de forma que aumente en el niño la sensación de saciedad.
Consumo de frutas y verduras.
Mantener un horario regular de comidas y de sueño, evitando los picoteos. Se deben realizar de 5 tomas diarias de alimentos para soslayar la necesidad psicológica de comer.
Consumo muy moderado de bollerías, refrescos y embutidos.
Practicar deporte al menos dos días a la semana.
Todo estos consejos serán de gran utilidad para tratar este mal que, poco a poco, continúa extendiéndose en la actualidad.