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Tanto la liposucción como la abdominoplastia son intervenciones quirúrgicas que se realizan para mejorar el contorno corporal. La mayor diferencia es el modo de hacerlo y el por qué. En el caso de la liposucción se absorbe la grasa no sólo del abdomen sino de cualquier zona del cuerpo en la que se encuentre mediante la realización de una pequeña cánula con la que se rompe y succiona la grasa.
Para que se realice la liposucción en el caso del abdomen, éste debe tener los músculos bien tonificados y la piel en perfecto estado, porque si no es así el cirujano aconsejará que se realice una abdominoplastia.
La abdominoplastia es otra técnica quirúrgica en la que se extrae y estira la piel y grasa del abdomen que sobre. Puede combinarse con la liposucción como técnica para aspirar la grasa de esta zona. En este caso, el paciente con un peso normal presenta un exceso de grasa en la zona, una piel flácida y unos músculos abdominales débiles. Es el caso de mujeres que han tenido varios embarazos, hombres que han perdido mucho peso en poco tiempo o personas un poco mayores con algo de obesidad.
Así pues, en la liposucción se trata la grasa exclusivamente y en la abdominoplastia grasa, piel y músculo. Esta es la principal diferencia. Por ello, la segunda técnica mencionada es más compleja y conlleva más riesgos y complicaciones.
Señalar además que la única grasa que se puede extraer con la liposucción es la externa y nunca la que se encuentre cerca del abdomen o alrededor de los intestinos. Si hay grasa en esa zona se hará régimen y ejercicio físico para eliminarla.
Las operaciones de liposucción y abdominoplastia
La liposucción comienza la operación con la introducción en una incisión pequeña de una cánula (especie de tubo hueco) mientras que el otro extremo de la cánula esta unido a una máquina que realizará la succión. El médico maneja la cánula moviéndola y rompiendo tejido graso al tiempo que succiona este material siempre en la piel externa. Incluso puede hacer más incisiones para succionar y romper más grasas.
El proceso dura entre 1 y 2 horas, según el área y cantidad de grasa que hay que aspirar. La intervención suele realizarse con anestesia general para que el paciente no se mueva y no sienta dolor alguno, aunque en algunas ocasiones se puede hacer con anestesia local y sedación.
El mayor peligro de la liposucción es la pérdida de líquido que se produce junto a la grasa. Será necesario reponerlos de inmediato mediante vía intravenosa (algunos médicos toman la precaución de sacarle antes sangre al paciente para después realizarle una transfusión si fuera necesaria).
Algunos cirujanos recomiendan junto a la liposucción del abdomen realizar más cirugía encaminada a lograr un contorno total esbelto. Para ello, proponen la realización de lipoaspiraciones de la espalda, lados y crestas ilíacas porque es habitual que a quien le sobre grasa en el abdomen también lo haga en esas áreas.
Después de la cirugía, igual que ocurre con la abdominoplastia, se le colocara unos tubos de drenaje debajo de la piel durante 2 ó 3 días para evitar que se produzcan fluidos en la herida. Además se colocará un vendaje elástico, igual que en la abdominoplastia, para ayudar a la piel que se adapte y minimizar el riesgo de que aparezcan hinchazones y sangrado. Este material deberá llevarlo de 2 a 3 semanas y posteriormente sólo por la mañana unas semanas más, aunque es el cirujano el que concreta todo.
Deberá pasar algún tiempo para que el paciente se encuentre bien, pues después de la operación tendrá dolor, se sentirá hinchado e incluso podrán aparecerle hematomas en la piel, pero todo esto pasará con el tiempo y el dolor desaparecerá con la medicación que le prescriba su médico.
Al igual que en la abdominoplastia, con la liposucción debe comenzarse a caminar lo antes posible para evitar trombos pero los deportes más fuertes deberán posponerse durante al menos 4 semanas. Los puntos son retirados entre los 5 y 10 días. El paciente se reincorporará a su trabajo mucho antes que en la abdominoplastia en 2 ó 3 días ( en ésta se puede tardar hasta 4 semanas en reincorporarse a la vida laboral).
En el caso de la liposucción, la cicatriz es menor que en la abdominoplastia y es más disimulable por ello.
Riesgos de la liposucción y la abdominoplastia
Los riesgos y posibles complicaciones de la liposucción también son menores que en la abdominoplastia y se reducen a: posible pérdida de líquidos en cantidades grandes (esto sí puede resultar grave), infección (en este caso se tratará y controlará con antibióticos).
Estos casos serán seguidos y controlados por su cirujano por lo que no irán a más. También se pueden dar problemas estéticos como cambios en el color de la piel con cicatrices por exponerla al sol, especie de oscilación sobre la piel operada o zonas con más grasa que otras, y que presenten un aspecto irregular que podrán requerir una segunda cirugía.
Algunos cirujanos coinciden en señalar más las coincidencias que las diferencias de estas técnicas que utilizadas conjuntamente pueden dar un resultado magnífico. Esto se produce cuando que se tiene que operar es demasiado flácida, cuelga y el músculo no tiene fuerza para sostenerla se aplicarán los dos métodos en una misma cirugía. Se realizara primero la aspiración de la grasa para más tarde estirar la piel y fortalecer los músculos abdominales.
Consejos
El resultado de esta combinación es muy bueno si se aplica a personas con buena salud y que sigan las recomendaciones de su médico. Para mantener estos resultados estas personas deberán seguir una dieta equilibrada toda su vida, con ejercicio físico también.
Para terminar señalar que ni la abdominoplastia ni la liposucción son métodos para adelgazar y no se debe tomar a la ligera su utilización, pues ambas son realizadas con cirugía y esto siempre vendrá aparejada de unas complicaciones y riesgos. Por tanto, el uso responsable de estas técnicas se limitará a las personas idóneas para ellas, señaladas a lo largo de este artículo.
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