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¿Cómo son las cicatrices tras una reducción de pechos?
La correcta cicatrización de las incisiones realizadas tras una reducción de pechos es uno de los aspectos más importantes de esta intervención. La cicatrización comienza una vez retirados los puntos realizados durante la intervención.
Las cicatrices que quedan tras la operación pueden ser de distintas formas dependiendo tanto de la técnica utilizada para practicar la reducción de pechos como de la complejidad de la hipertrofia mamaria que se deba reducir. En todas las intervenciones quedará una cicatriz en la zona se ha realizado la reducción que en algunos casos puede ir acompañada de una segunda cicatriz según la técnica utilizada.
Técnicas utilizadas
Las principales técnicas utilizadas son las siguientes:
T invertida: con esta técnica el cirujano realiza dos cicatrices, una cicatriz vertical desde la areola hasta la base de la mama y otra horizontal debajo de la mama en el surco submamario.
En esta técnica la cicatriz que se crea tras la operación de reducción de pechos ya tiene su longitud y tamaño definitivo cuando se retiran los puntos. Por tanto, a los pocos días de la operación ya se conoce el tamaño exacto que tendrá la cicatriz. Los cirujanos suelen recomendar la utilización de láminas de silicona para comprimir y sujetar la herida evitando así que se deforme la herida y la posterior cicatriz consiguiendo así un mejor resultado final en el aspecto de la cicatriz. Estas láminas se aplican durante el día y se pueden retirar de noche momento en el que se aplicará la crema hidratante que haya recomendado el cirujano.
En este tipo de cicatrices el punto más problemático es la unión de la cicatriz vertical con la horizontal, ya que es la zona donde se acumula más tensión en la piel y en los tejidos de la mama siendo por tanto una zona en la que se suelen formar hematomas y en algunos casos la grasa del tejido mamario puede llegar a licuarse un poco alrededor de los puntos internos que se hayan realizado. No es un problema frecuente y es de fácil solución abriendo un poco los puntos para extraer esa grasa.
Su aspecto definitivo se conseguirá pasados unos doce meses y durante todo ese tiempo es muy importante no tomar el sol en las cicatrices por lo que se debe acudir a la playa o piscina con bañador y con crema protectora.
Cicatriz vertical: esta cicatriz se sitúa en la parte inferior de la mama debajo de la areola. Esta técnica permite realizar una única cicatriz, pero siempre dependerá de que la anatomía de la paciente permita esta opción que dependerá entre otros factores del volumen total a reducir y de la elasticidad de la piel de la mama.
En estos casos el proceso de cicatrización y por tanto de recuperación es más lento hasta que se alcanza el resultado definitivo. Existe una primera fase de adaptación de la cicatriz que puede durar hasta sesenta días y en el que los cirujanos recomiendan la aplicación o utilización de unos esparadrapos especiales que ayudan durante este proceso.
En ambos casos no suelen existir problemas graves en la cicatrización, ya que tanto el cierre de la herida como su cicatrización posterior suele tener muy buen resultado con el tratamiento y los cuidados que recomiende el cirujano. Solo en los casos en los que la paciente tenga tendencia a crear queloides o cicatrices hipertróficas (muy grandes) durante su proceso de cicatrización puede ser necesaria una nueva intervención para corregirlas. También se presentan algunos casos de hiperpigmentación de la cicatriz que puede corregirse con técnicas láser o una nueva intervención.
El aspecto definitivo tardará varios meses en conseguirse y suele ser muy satisfactorio.
¿Dónde van a estar las cicatrices?
La cicatriz global que resultará de la reducción de pechos suele tener tres partes.
- Una parte circular alrededor de la areola que será muy poco visible, ya que se sitúa justo en la zona donde la piel del pezón se une con la de la mama y cambia de color. Queda muy disimulada y prácticamente invisible.
- Una cicatriz vertical que baja desde la areola hasta debajo de la mama, hasta el surco submamario. Con el tiempo queda visible pero muy difuminada.
- Una cicatriz horizontal debajo de la mama en el surco submamario que no llega a rebasar o salirse de la base de la mama para evitar que resulte visible. En la medida de lo posible se realizan las suturas de los puntos por dentro de la piel para evitar las marcas de los puntos. Lógicamente cuanto mayor sea el ancho de la base de la mama mayor longitud tendrá la cicatriz. En esta cicatriz el cirujano intenta seguir la curvatura del pliegue o base de la mama para evitar su visibilidad.
Debe comentarse que las cicatrices siempre son necesarias en una reducción de pechos y su visibilidad final dependerá tanto de la anatomía de cada paciente -elasticidad de su piel, facilidad en el proceso de cicatrización, etc.- como de la técnica elegida para llevar a cabo la operación.
No es una operación sencilla, ya que debe eliminarse el exceso de tejido mamario, de grasa y de piel y una vez eliminados la areola y el pezón deben situarse en una posición más alta. En pechos muy grandes se suele reducir el tamaño de la areola. Durante la operación tanto la areola como el pezón suelen permanecer unidos al tejido de la mama logrando así conservar una mayor sensibilidad en el futuro. Durante la operación se elevan la areola y el pezón, ya que con esta elevación se sitúan en la localización ideal respecto a la nueva forma de la mama. El cirujano siempre mantendrá su adecuada vascularización para evitar cualquier problema.
No obstante, en los casos en los que debe eliminarse mucha cantidad de tejido mamario, grasa y piel, en las denominadas gigatomastias, puede llegar a ser necesario cortarlos totalmente, se tratan como si fueran un injerto para después reimplantarlos en una zona más elevada. En estos casos se reduce al mínimo o prácticamente desaparece la posibilidad de una futura lactancia materna.
Si la paciente es muy joven o si le ha expresado al cirujano su deseo de ser madre en el futuro debe conocer las consecuencias de esta intervención sobre su futura lactancia, ya que en algunos casos puede llegar a impedirla o dificultarla gravemente, sobre todo cuando se elimina una cantidad muy importante de tejido mamario. En muchos de los casos la lactancia no se ve afectada pero la paciente siempre debe conocer los riesgos de la intervención referidos, entre otros aspectos, a la futura lactancia.
La satisfacción de las pacientes de una reducción de pechos es muy elevada, ya que logra eliminar un importante volumen que le provocaba diversas molestias físicas -como el dolor de espalda-, logran una nueva forma de sus pechos mucho más estética al elevar su situación eliminando la anterior caída que suele ser muy elevada y la visibilidad de las cicatrices resultantes suele ser muy escasa.
Pese a las posibles dudas y a las preguntas frecuentes que las pacientes suelen formularse antes de la intervención, la satisfacción y la mejora de la autoestima es muy elevada en la mayoría de las operadas, cuyo principal comentario suele ser “debería haberme operado antes”.
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Ami me van hacer la reducción de mamás pero como soy fumadora estoy esperando llevó una semana sin fumar hay que esperar más gracias