La otoplastia es una intervención de cirugía plástica, con una larga historia, que generalmente tiene por objeto corregir las orejas prominentes -o también conocidas como orejas de soplillo-, con el objeto de pegarlas un poco mas a la cabeza o bien para reducir el tamaño de las orejas. Las orejas despegadas son uno de los problemas estéticos más habituales que se dan en la infancia, influyendo muy negativamente en la conducta del menor y afectando a sus relaciones sociales así como a sus resultados académicos. A través de la otoplastia se puede corregir este tipo de deficiencias estéticas, de hecho es una de las muy pocas intervenciones de cirugía plástica que se realizan a niños y adolescentes. Generalmente, las orejas han crecido completamente a los cinco o seis años, por lo que resulta aconsejable que la intervención se haga cuando antes, con el objeto de exponer el menor tiempo posible a los niños a situaciones que pudieran afectar al desarrollo psicosocial del mismo. La otoplastia es una sencilla intervención que permite corregir tanto la forma como la posición de las orejas. En resumen podemos decir que la cirugía de orejas u otoplastia es un procedimiento que se desarrolla con el objetivo de corregir varios tipos de problemas estéticos, como reposicionar las orejas grandes o prominentes, para otorgarles una posición más normal, más cerca de la cabeza, así como más estética y más armonizada con el resto del rostro.
Esta intervención es demandada, normalmente, para niños y niñas entre 4 y 14 años, debido a que a los 4 años aproximadamente, las orejas ya han alcanzado su máximo desarrollo. Suele realizarse a una edad temprana, con el objeto de evitar las burlas y el ridículo al que puede ser sometido el menor. No obstante, se trata de una intervención que puede ser usada, igualmente, en adultos, sin que esto suponga un riesgo añadido para el paciente.
Con carácter previo a la intervención, el cirujano plástico recabará la información necesaria del paciente y éste del cirujano plástico, es decir, se deben plantear todas las dudas relacionadas con preoperatorio, sobre la intervención, el postoperatorio, costes de la intervención (por regla general no está cubierta por la Seguridad Social), posibles riesgos, etc. Es muy importante que consulte a su cirujano cualquier duda que le surja en relación a la intervención quirúrgica, tanto cuestiones previas a la intervención como cuestiones posteriores a la otoplastia, sin perjuicio de la la formación que pueda obtener en este artículo. Igualmente, debe tener muy claro cuáles son los logros que se pueden alcanzar, por eso debe existir una buena comunicación ente los padres del niño o adolescente e incluso estos últimos como con el cirujano. Debe existir absoluta transparencia. El cirujano debe explicar el proceso quirúrgico así como los resultados que se pueden alcanzar y los cambios que pretende lograr con la otoplastia. Igualmente, los padres deben transmitirle que es lo que esperan de la otoplastia.
En relación al candidato idóneo para ésta intervención, los cirujanos plásticos suelen recomendar a los padres que observen el comportamiento de los niños, ya que este tipo de decisiones deben ser personales, por lo que retrasar la intervención podría contribuir a que el propio paciente pueda tomar la decisión libremente. No obstante, sí es aconsejable acometer la intervención si el menor no se encuentra a gusto con la estética de sus orejas o existen otros factores externos que así lo aconsejan.
En muchos casos, el paciente, tanto adulto como menor, puede mostrarse un tanto inseguros sobre el resultado de la otoplastia. Hay que precisar que con esta cirugía se pretende alcanzar una mejoría, no la perfección total. El paciente no debe esperar una simetría exacta, porque podría resultar, incluso, poco natural. No obstante, debemos decir que el nivel de satisfacción con los resultados de la otoplastia es muy elevado.
La lista de prestaciones de la seguridad social excluye este tipo de procedimientos cuando es realizada por motivos exclusivamente estéticos y no por motivos de salud del paciente.
La intervención se realizará en un hospital o centro médico preparado y por un cirujano plástico con experiencia contrastada en este tipo de intervenciones. Generalmente, se usa la anestesia local con sedación, sin embargo, en el caso de pacientes de muy corta edad, el cirujano plástico puede decidirse por el uso de la anestesia general. Por regla general, esta intervención se realiza mediante una pequeñísima incisión en la zona posterior de las orejas, teniendo, entre otras virtudes, el evitar que queden expuestas las cicatrices en el paciente. Tras esa intervención se realiza una remodelación de cartílago con el objeto de que se pliegue la posición de las orejas.
La otoplastia, por lo general, dura entre 2 o 3 horas, si bien dependerá de cada caso en concreto.
En conclusión podemos decir que en la intervención se realizará una pequeña incisión en la parte posterior de la oreja para exponer el cartílago auricular. Posteriormente, se procede a esculpir el cartílago y doblarlo hacia atrás. Se pueden emplear puntos internos para mantener la nueva forma. En ocasiones, puede ser necesario extirpar una parte del cartílago para obtener una oreja más natural. Por último se extirpa una cuña de piel de la parte posterior de la oreja. La cicatriz resultante de la otoplastia queda disimulada detrás de la oreja. La mayoría de las veces, aunque el paciente sólo tenga una oreja antiestética, se suelen intervenir las dos con el objeto de conseguir una mejor simetría de ambas, es decir, aunque no sea necesario siempre, se suelen operar las dos orejas con el fin de evitar una asimetría después de la operación y que los resultados sean lo más naturales posibles.
Existen casos de microtia, que se da en los pacientes que nacen sin oreja o bien están escasamente desarrolladas o se ha perdido de forma traumática, por ejemplo motivado a un accidente. En estos casos, el cirujano podrá recomponer el miembro o diseñar y elaborar uno nuevo a partir de una prótesis o cartílagos autólogos.
Lo normal es que tras la operación existan molestias, si bien no son excesivas y siempre se podrán minimizar con analgésicos.
Finalmente, comentar que esta intervención no mejora la audición de la persona, pero si su autoestima.
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